Ante la falta de compradores para unos apartamentos que llevan años con el cartel de Se vende y las dificultades para construir obra nueva, Comercializadora Mediterránea de Viviendas, es decir, la promotora encargada de la construcción y venta de apartamentos de Marina d'Or en Oropesa (Castellón) ha entrado en concurso voluntario de acreedores. El grupo insiste en que este proceso es "independiente" y nada tiene que ver con la gestión de los hoteles, parques temáticos y balnearios de Marina d'Or, que funcionan "perfectamente y mejor que nunca", pero no es descabellado pensar que las dificultades de una parte del negocio no afecten al resto del hólding del empresario Jesús Ger. Este no es el primer varapalo para el conglomerado turístico.

Según el auto del Juzgado Mercantil número 1 de Castellón de la Plana, el concurso de Comercializadora Mediterránea de Viviendas está justificado por su estado "de insolvencia" y "la imposibilidad de atender regularmente sus obligaciones". Sin embargo, hasta llegar a este punto, Ger habría estado solicitando condiciones demasiado exigentes para poder refinanciar su deuda con los bancos. Según fuentes conocedoras de la operación, las negociaciones han sido "muy largas". Y, ante los impagos acumulados, los propios acreedores habrían instado a Ger a declararse en concurso.

La empresa asegura que los 80 trabajadores de la promotora han cobrado sus nóminas y que la deuda es "con las instituciones públicas, con las que se va a intentar negociar un acuerdo", con el fin de que pueda seguir con actividad "cuando se reactive el mercado inmobiliario".

La mayoría de la deuda de la suspensión de pagos de la promotora ha atrapado a la Sareb. El banco malo se hará cargo de unos 82 millones de euros de deuda de la compañía --en su mayoría, unos 79, procedentes de Bankia y el resto de Banco de Valencia y Caixa Galicia--. Otros 16 millones corresponden al SabadellCAM. De estos, la mayor parte son herencia de la CAM y están cubiertos por el esquema de protección de activos que el Banco de España concedió al banco catalán tras la absorción de la caja alicantina por el consecuente riesgo que asumía al quedarse con sus activos tóxicos. CaixaBank tiene una exposición de dos millones.

La quiebra del negocio inmobiliario es la última grieta en el sueño megalómano de Ger, que quiso incluir pistas de esquí a pie de la costa castellonense, réplicas de los canales de Venecia o los arrecifes del Caribe y, en tiempos de bonanza, coqueteó con salir a bolsa.

Proyectos fallidos

El proyecto roto más sonado es el de Marina D'Or Golf-Mundo Ilusión, una urbanización de 18.000 m2 presentado en el 2005 con el aval de la Generalitat Valenciana que preveía 35.000 viviendas --Ger renunció ante la falta de financiación y compradores-- y el parque temático Mundo Ilusión, paralizado por el Consell. Reconducido solo al uso hotelero, el proyecto Marina d'Or Golf fue anulado este año por el TSJ valenciano, aunque está pendiente del recurso de casación presentado ante el Supremo por Marina d'Or y la Generalitat.

Sin embargo, no es el único proyecto fallido que Ger ha tenido entre manos. La urbanización de Torre la Sal, en el municipio de Cabanes y pegada a un parque natural, está paralizada por la empresa.