Con la venta de El Árbol (heredero en Aragón de Galerías Primero) a Dia se cierrra uno de los capítulos más oscuros y ruinosos de Caja Inmaculada (CAI). Una aventura que le ocasionó pérdidas de más de 100 millones de euros a la entidad aragonesa, su mayor pufo al margen de los fallidos negocios inmobiliarios.

La historia comienza en el 2004, cuando la entidad entró en el accionariado de Galerías Primero --la firma fundada en 1962 por el zaragozano Plácido Muñoz-- de la mano del grupo inmobiliario Nozar. Los dos socios profanos en este sector se hicieron dos años después con el 100% de la sociedad, al tiempo que desarrollaron un plan de expansión de la cadena desmedido y desmadejado, como luego se demostró.

La intención parecía noble: impulsar un grupo de distribución aragonés --al estilo de Eroski en el País Vasco-- que empujará a los productores agroalimentarios locales. Pero los riesgos asumidos fueron muy altos. La crisis económica frenó en seco la inversión y en el 2008, azotada por el pinchazo inmobiliario, Nozar dejó sola a CAI en la aventura. La venta de acciones se cuantificó en 155 millones, incluida la deuda.

Ibercaja, al absorber CAI, cuenta con el 8% de El Árbol, por el que Dia ha pagado un precio simbólico de un euro. Hagan cuentas.