En medio de acusaciones cruzadas, la Cámara de Diputados argentina convirtió en ley la iniciativa por la cual el Estado resarcirá a Repsol con unos 5000 millones de dólares (unos 3.600 millones de euros) por la expropiación del 51% de las acciones que poseía en YPF. Los debates, encendidos, como si fueran un anticipo de la lejana campaña electroral del 2015, se extendieron hasta la madrugada del jueves.

La iniciativa ya había sido aprobada por el Senado. Ahora falta que el poder ejecutivo promulgue la ley. Se espera que eso ocurra antes de que termine arbil. A partir de ese momento, el Estado argentino tiene la obligación de pagar sus compromisos. Repsol responderá retirando los 28 litigios llevados adelante en tribunales argentinos e internacionales.

El acuerdo, que comenzó a insinuarse a fines del 2014, se fue forjando en Argentina con una alta dosis de pragmatismo. La expropiación había tenido lugar en abril del 2012. Entonces, el kirchnerismo, que venía de arrasar en las presidenciales, se sentía con una fuerza política que se fue esfumando con el correr de los meses. Como estaban las cosas, no alcanzaban con las declaraciones nacionalistas que reivindicaban la soberanía económica. Se necesita un importante flujo de créditos para poner en marcha el gran proyecto de Vaca Muerta. El pleito con Repsol obturaba esas posibilidades. El kirchnerismo dio un giro e inició el camino del acercamiento. La negociación siguió después los cursos esperados. Se acabaron los discursos encendidos.

Como era de suponer, los adversarios del Gobierno votaron en ambas cámaras en contra de indemnización. Unos hablan de precios excesivos y connivencia entre las partes. Otros auguran daños ambientales.“El que expropia debe pagar. Argentina debe volver al mundo y arreglar la situación con los acreedores externos. Pero el precio que se ha fijado es irregular y no tiene correlato con la realidad”, sostuvo Gilberto Alegre, del peronismo renovador, una escisión por derecha del kirchnerismo.

“El acuerdo es malo porque el precio es exageradamente alto y no se encuentra justificado", señaló Margarita Stolbizer, de la flamante coalición de centro izquierda Frente Amplio-UNEN.

"Es sorprendente la miopía de la oposición y su resignación a no ser Gobierno, que la llevaron a no plantear ninguna cuestión hacia futuro. YPF es la gran apuesta para elevar la producción de gas y petróleo. Es sorprendente que la oposición no haya podido discutir el futuro. No se puede creer que los partidos populares discutan cosas chiquitas. Uno debería pensar el tema de la elevación de la producción de hidrocarburos no como un factor de renta empresarial, sino para mejorar el complejo industrial. Este es el gran desafío detrás de la recuperación de YPF que no fue discutido por la oposición”, manifestó, por su parte, el oficialista Roberto Feletti.