Baja el paro y sube el Gobierno. Trabajan más españoles y Mariano Rajoy asegura un poco más su trabajo, su legislatura a prueba.

Las buenas noticias de marzo en el capítulo del desempleo no dejan de serlo por contribuir a enmascarar la cruda realidad: que España es, de lejos, el país europeo, y uno de los del mundo, con mayor índice de paro.

Lacra que en algunas comunidades autónomas y sectores productivos, como el de los improductivos jóvenes, se dispara hacia un registro tercermundista, por encima del 30%. En Aragón, la cifra de parados supera los cien mil individuos, muchos de ellos de larga duración y sin expectativas de enganchar un salario ni este año ni al siguiente.

A tan dramática situación se ha llegado por la globalización de la crisis y por la incompetencia de los dos últimos gobiernos. El actual se obstina desde principios de año en transformar en dogmas las medias verdades y en manifestación de salud cualquier signo de avance contra la enfermedad. Humanum est. Dentro de la persistente gravedad del enfermo laboral, una ligera mejoría se festeja como la recuperación de la salud, pero la infección sigue ahí, debilitando el cuerpo del Estado.

La lucha contra el paro, primer problema de los españoles, va a ser tema electoral de las próximas elecciones europeas, en las que el PP confía en no sacar un mal resultado.

Para el PSOE sería ciertamente un fracaso perder o empatar una consulta popular contra un partido que ha recortado al límite los derechos sociales y subido la temperatura del descontento hasta una fiebre de algaradas callejeras como hacía tiempo que no se veía. Bueno, no tanto; desde los indignados.

Ahora, hoy y mañana, hasta la fecha electoral, la indignación, en el plano laboral, crece y crecerá contra los bancos que acumulan beneficios reduciendo plantillas, contra los empresarios que contratan en condiciones leoninas y contra un Gobierno que parece incapaz de subir los salarios y recuperar el perdido poder adquisitivo de las clases pasivas.

IU capitaliza el voto de aquellos trabajadores poco valorados o ignorados. Su crecimiento debe mucho a los errores de Rajoy, y también a los de Rubalcaba, pero puede que políticamente las cosas sigan como están. Económicamente, seguro.