La tasa de paro en Estados Unidos cayó en julio al 4,3%, el nivel más bajo desde el 2001 y muy lejos del 10% que alcanzó en el 2009. El país creó 209.000 empleos el mes pasado, pese a que los analistas esperaban una caída mayor, hasta los 180.000, después de los 231.000 puestos de trabajo de junio. El salario por hora trabajada aumentó un 2,5% frente al mismo mes del año pasado, hasta los 26,26 dólares (22,4 euros).

El crecimiento por sectores se centró en la hostelería, donde se crearon 53.000 nuevos empleos; la sanidad, que aportó 39.000: y las manufacturas, con 16.000 adicionales. El número de personas sin empleo se mantuvo en torno a los siete millones, sin apenas cambios respecto a junio.

Los datos fueron rápidamente aprovechados por el presidente, Donald Trump, para atribuirse el mérito. "Excelentes cifras de empleo recién divulgadas, y sólo acabo de comenzar. Muchas regulaciones que frenaban la contratación continúan a la baja. ¡Vuelve el impulso a EEUU!", ha afirmado en un mensaje de Twitter.

Con todo, en los primeros seis meses del año se han generado 1,07 millones de empleos y, de mantenerse este ritmo, no se alcanzará el objetivo marcado por el propio Trump de 2,5 millones de puestos de trabajo anuales.