Los pasajeros de Iberia se están mostrando reacios a consumir en los aviones comida de pago en los primeros días de aplicación de la medida, según reconocieron a este diario varios miembros del personal auxiliar de vuelo de la compañía. La mayoría de los viajeros optan por tomarse un tentempié antes o después de tomar el avión porque consideran que no merece la pena pagar nueve euros por los menús.

Iberia suprimió el pasado lunes la gratuidad de las comidas que se sirven a bordo en los viajes domésticos y en los internacionales de menos de tres horas, al igual que ocurre en Lufthansa, Air Europa y Air France. Las compañías pretenden reducir gastos para poder ofrecer billetes más baratos y competir con las aerolíneas de bajo coste. "Nosotros nunca podremos estar en el nivel de precios de estas compañías porque ofrecemos servicios distintos y de mayor calidad", matiza Margarita Blanco, portavoz de Iberia.

La nueva política ha dejado claro que la comida de Iberia no goza de mucha aceptación entre sus clientes. En el vuelo fletado en el mediodía del pasado miércoles entre Madrid y París, se sirvieron sólo seis menús y se recaudaron cerca de 100 euros. Unas cifras similares a las registradas en el vuelo de regreso a Madrid. "Los únicos que piden comidas son los ejecutivos, porque no pueden perder tiempo y, además, se lo paga la empresa. Los que tienen que costeárselo prefieren comer fuera del avión", confiesa una azafata. "La gente no está todavía acostumbrada y no se atreve a pedir", argumenta otra empleada.

RECELOS ENTRE EL PASAJE A la mayoría de pasajeros sondeados por este diario no les importa que se supriman las comidas, siempre que se refleje en el precio del billete. Casi todos se quejan de que no han notado ninguna bajada en los precios, y acusan a la compañía de querer eliminar gastos para incrementar beneficios. La compañía afirma que en el último año las tarifas no han dejado de bajar. "El ingreso medio por pasajero cayó un 7% anual en los dos últimos ejercicios", dice Blanco.