Los empresarios aragoneses apostaron ayer, en Morillo de Tou (Huesca), por la competitividad como fórmula para evitar los procesos de deslocalización que están azotando a las empresas españolas y aragonesas en los últimos tiempos.

Esta conclusión fue uno de los principales mensajes que lanzaron los responsables de la patronal de Aragón que participaron en un coloquio sobre Análisis y estrategias empresariales ante la deslocalización , dentro de las jornadas organizadas por CCOO-Aragón, y que concluyen hoy. En la misma participaron el presidente de la CREA, Julián López Babier; el secretario general de Cepyme-Aragón, Rafael Zapatero; Angel Consonni, en representación de la Cámara de Comercio de Zaragoza; y el presidente de Opel España, Antonio Pérez Bayona.

Este último consideró que la deslocalización se produce en un marco de exceso de capacidad productiva de las firmas automovilísticas, con mercados maduros, sin potencial de crecimiento y en una situación de fuerte competencia. Y puntualizó: "la deslocalización no es una moda empresarial, sino resultado de la globalización", en el que la pérdida de competitividad estaría en el inicio de esas decisiones.

A su juicio, la respuesta está en "centrarse en lo que añade valor al producto, la flexibilidad organizativa y la productividad", aunque reducir el salario no puede ser más que una medida "puntual".

López Babier fue más tajante. A la pregunta de que si los trabajadores debían aceptar la reducción de salarios para evitar deslocalizaciones, consideró que estos aspectos podrían ir vinculados, a tenor de la fuerte competencia y de los países que están emergiendo.

El presidente de la CREA abogó por la "relocalización", un concepto que exige investigación, desarrollo y formación, fórmulas que evitan el traslado de empresas.

Zapatero recordó que España se industralizó "aprovechando un diferencial competitivo, que ahora nos afecta" y abogó por fórmulas que "minimicen las consecuencias", mientras que Angel Consonni ilustró que la productividad alcanza el 93% en Aragón frente al 40 % de los nuevos europeos. La hora laboral en Alemania es de 22,7 euros; en España de 14,4; y en los nuevos países de la UE de 4,2 euros.