El Instituto para la Economía y la Paz, con sede en Australia, analiza cada año a 162 países a través de más de una veintena de indicadores, como los niveles de terror político, conflictos internos, delincuencia, tasas de encarcelamiento, las relación con los países vecinos, los gastos militares y las exportaciones de armas. Los informes que genera tratan de probar una tesis hacia la que la intuición se inclina de forma natural: la paz es rentable. Si la violencia desapareciera, sostiene la institución, el PIB mundial crecería el 11%.

Si algo caracteriza a los grandes inversores que mueven el mercado es su pragmatismo. Su principal objetivo es ganar dinero, y si eso pasa por ponerse del lado de la paz en estos días inciertos que nos ha tocado vivir, así lo harán. Lo hemos comprobado en los últimos dos días. Si los tambores de guerra entre Rusia y Ucrania por Crimea hundieron las bolsas el lunes, la relativa relajación de las tensiones entre ambas de ayer provocó justo el efecto contrario. Wall Street, como no puede extrañar teniendo en cuenta el papel de EEUU en la geopolítica global, fue el principal beneficiado, con el índice Standard & Poor's en máximos históricos y el Nasdaq en el nivel más alto en 14 años.

El Ibex 35 alcanzó los 10.126,7 puntos, tras una subida del 2,51% que le permitió recuperar las pérdidas de la víspera. La prima de riesgo también mejoró hasta caer por debajo de los 190 puntos básicos, con el interés del bono en mínimos desde 2006.