Es cómodo hablar de recuperación económica sin ahondar en los verdaderos problemas del sistema. Tras seis años de intensa crisis parece demostrado que, más allá de los datos macroeconómicos, el despegue definitivo como país depende de otras variables, pero principalmente de un examen de conciencia que, a día de hoy, la casta -- término que ha puesto de moda Podemos-- no tiene intención de realizar.

El exalcalde de Pozuelo y exmarido de la ministra Ana Mato recibió más de medio millón de euros de la trama Gürtel entre dinero en efectivo, participación en empresas y pagos de viajes, fiestas y regalos para él y su familia. Así consta en el informe final que Hacienda ha remitido al juez Ruz. Sin embargo, en ninguno de los ejercicios alcanzó una cuota defraudada de 120.000 euros. Conclusión: no hubo delito fiscal.

Informaciones y hechos como éste no contribuyen a la recuperación económica y, mucho menos, a regenerar la confianza de un país. En plena campaña de la renta no es de extrañar que muchos ciudadanos se queden ojipláticos y con cara de tonto cuando acuden a cumplir con el fisco mientras son testigos de este y otros despropósitos. Porque la recuperación es, ante todo, una tarea solidaria en la que los de arriba deberían dar ejemplo al resto de la sociedad.

Pero hay ejemplos todas las semanas. El jueves, la excúpula de Caixa Penedés ha evitado la cárcel tras alcanzar un pacto con el juez tras comprometerse a devolver los 30 millones que percibieron en indemnizaciones antes de que la entidad se derrumbase como un castillo de naipes. Con esta vara de medir, cualquier contribuyente que deje de declarar a Hacienda podría solicitar (si le pillan) esta medida de gracia, aunque de gracia tiene más bien poco.

A estas alturas de crisis económica, la regeneración es algo más que un concepto. Es una necesidad. lo demás son excusas de mal pagador y de eso este país sabe mucho. Por desgracia.