Rostec, un conglomerado estatal que agrupa a más de 700 empresas de sectores estratégicos como defensa y la alta tecnología, es uno de los símbolos del poder en la Rusia de Putin. Da empleo a más de 450.000 trabajadores, está presente en seis decenas de los 85 sujetos de los que se compone la Federación Rusa -es decir abarca casi todo el país- y suministra bienes a unos 70 países del mundo. Los miembros de su Consejo de Administración son nombrados directamente por el jefe del Estado, y entre ellos, ostentando el cargo de vicepresidente, se encuentra Vladímir Artyakov, señalado por una investigación internacional en la que ha participado EL PERIÓDICO como uno de los creadores de una macrored que ha blanqueado centenares de miles de millones de euros en territorio de la UE en los últimos 17 años.

Desde los inicios de su actividad profesional, Artyakov ha hecho carrera a la sombra del Kremlin. Tras ocupar varios cargos en empresas de titularidad estatal, incluido el de director ejecutivo del grupo AvtoVAZ hasta el 2007, fecha en que el gigante automovilístico soviético fue adquirido por Nissan. A partir de esa fecha y hasta el 2012 ocupó el cargo de governador de la región de Samara, el corazón industrial de Rusia, donde precisamente tienen su sede las principales plantas manufactureras de automóviles del país. Su dimisión, cinco años después, estaba relacionada con la voluntad del Kremlin de desprenderse de los gobernadores impopulares, en un momento en que la élite que había gobernado el país desde el 2000 afrontaba por vez primera desde la llegada de Putin al poder una cadena de protestas populares.

Artyakov pasaba la mayor parte de su tiempo en Moscú, fuera de Samara, lo que le recriminaban los votantes, según reveló entonces Kommersant. Además, en una región gravemente afectada por las actividades de grupos mafiosos criminales y por los asesinatos de políticos y empresarios, durante el mandato de Artyakov se produjeron renombrados asesinatos como el de Anatoli Stepanov, vicepresidente del Parlamento regional. En el 2014 se le prohibió la entrada en el Reino Unido.

Escándalo en Lituania

El nombre de Artyakov salió a la palestra hace alrededor de un año despues de que su hermano Yuri se viera envuelto en uno de los mayores escándalos vividos en un estado miembro de la UE. Yuri poseía permiso de residencia en Lituania y tenía como principal socio a un ciudadano ruso llamado Yuri Borisov, con vínculos con el crimen organizado. Éste recibió la ciudadanía lituana como pago por los favores prestados a Rolandas Paksas, presidente electo en el 2003 cuya campaña Borisov financió generosamente, lo que en su día fue considerado como una de las primeras tentativas del Kremlin para interferir en la vida política de sus países vecinos. Estas 'relaciones peligrosas' empujaron al Seimas (Parlamento liituano) a destituir al jefe del Estado y a revocar la nacionalidad de Borisov. El pasado año, el Servicio de Inmigración anuló el permiso de residencia de Yuri Artyakov por sus vínculos con el empresario ruso.

Ruben Vardanyan, sin embargo, ha permanecido en la sombra hasta enero pasado, cuando fue incluido en una lista de empresarios susceptibles de ser sancionados por EEUU. Con anterioridad, había promovido su imagen de filántropo, de millonario que había amasado una importante fortuna sin apoyo gubernamental, concediendo entrevistas incluso a George Clooney. Muy vinculado a Armenia, su país de origen, es el artífice de numerosas iniciativas para que se reconozca como "genocidio" la muerte de centenares de miles de armenios en Turquía.