La economía española y la creación de empleo iniciaron el 2018 con síntomas de la ligera desaceleración prevista tanto por el Gobierno como por los principales organismos y servicios de estudios. El producto interior bruto (PIB) volvió a crecer el 0,7% en el primer trimestre del año, el mismo ritmo que en los dos periodos anteriores, gracias al consumo y pese a la menor inversión empresarial; pero la tasa interanual se situó en el 3%, una décima menos que en el trimestre anterior, según la Contabilidad Nacional Trimestral publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

También se desaceleró la creación de empleo, que avanzó a un ritmo del 2,6%, tres décimas menos que en el cuarto trimestre del 2017, lo que supone un incremento de 466.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en un año. La economía española encara en todo caso su quinto año de recuperación económica; con un crecimiento que sigue siendo superior al de la media de la zona euro (0,4%) y una previsión para el conjunto del año que el Gobierno cifra en el 2,7% (frente al 3,1% del año anterior).

El motor de crecimiento es la demanda nacional (aporta 2,8 puntos), con aportación positiva de la demanda externa (dos décimas), según el Ministerio de Economía. El avance del consumo de los hogares se aceleró hasta el 2,8% en el primer trimestre, pero el del consumo público cedió hasta el 1,9%. El mayor frenazo se observa en la inversión en bienes de equipo, cuyo avance anual pasó del 7,7% al 2,2%.

Según la patronal CEOE «todavía es pronto para deducir si se va a producir un cambio de tendencia en este componente del PIB, pero es cierto que el escenario de incertidumbre política nacional e internacional no contribuye a la mejora de la inversión empresarial».

En una jornada en la que dio comienzo el debate de la moción de censura socialista contra Mariano Rajoy en el Parlamento, la Cámara de Comercio de España también vio «la incertidumbre política» como el «principal condicionante» para la senda de crecimiento.

Para el sindicato UGT, los datos del INE revelan «síntomas muy preocupantes» pues, además de la inversión, se desacelera el crecimiento de la industria (pasa del 4,6% al 2,8%) y del empleo (del 2,9% al 2,6%) y los salarios continúan «prácticamente congelados» (la remuneración por asalariado aumenta solo a un ritmo del 0,4) mientras que el excedente de las empresas crecen de manera muy importante (un 4,8%). La construcción, por su parte, sigue mostrando un crecimiento acelerado (6% anual), que tiene su traslado en el avance del empleo (7,2%).