Los datos insisten: Aragón tiene la menor tasa de paro de España. Es una buena tendencia, que sería de fábula si la calidad del empleo en la comunidad alcanzara el nivel que su dinamismo económico sugiere. En el nuevo Gobierno la mitad serán ministras, pero a ras de calle el 50% todavía es una broma y a esa otra desigualdad conviene enfrentarse aprovechando bonanzas que nunca se sabe lo que durarán. La pole position conviene rentabilizarla.