El PP atacó ayer sin contemplaciones los presupuestos generales del Estado presentados por el Gobierno para el 2005. El portavoz parlamentario del principal partido de oposición, Eduardo Zaplana, tachó de "espejismo" las cuentas, ya que, en su opinión, "no son creíbles ni realistas".

Zaplana acusó al Ejecutivo de "hinchar" en 7.500 millones de euros la previsión de ingresos y de basarse en expectativas optimistas de crecimiento económico con el fin de obtener un mayor techo de gasto y dar así respuesta a los "compromisos políticos que adquiera en el Parlamento a cambio de votos".

El dirigente popular aconsejó al ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, que emule al exentrenador del Real Madrid José Antonio Camacho y dimita por no poder poner orden en su partido, donde "todos hablan y entran en contradicciones". Según Zaplana, el techo de gasto de los presupuestos no lo ha fijado Solbes, sino el portavoz parlamentario socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, con las formaciones nacionalistas minoritarias.

Para el PP, nada se salva en las primeras cuentas públicas que presenta el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Pronosticó Zaplana que "difícilmente" se va a cumplir la previsión de crecimiento del 3%, dado que el propio presidente ha admitido que no se conseguirá el crecimiento del 2,8% previsto para el 2004. También destacó que las cuentas se han elaborado sobre un precio del petróleo de 34 dólares, cotización "muy diferente a la actual".

"MEDIDA ESTRELLA" El dirigente popular enfiló baterías contra la "medida estrella" de deflactar la tarifa del IRPF, decisión que, según Solbes, permitirá un ahorro de 175 millones de euros a los contribuyentes. Según las cuentas del PP, una familia con dos hijos y renta baja sólo ahorrará siete euros al año, frente a los 51 euros que no desembolsaría si, en vez de deflactar la tarifa, se incrementaran las deducciones. Concluyó Zaplana que esta medida sólo beneficiará a las rentas más altas y, por tanto, son un "engaño".

También tachó de "injusta" la subida del 2% en los impuestos al alcohol y el tabaco, ya que, dijo, perjudica a las rentas más bajas.