Tras una reacción inicial tibia, en la que el Partido Popular se puso de perfil ante el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid --pese a que la mayoría de los consejeros de la entidad, 28, fueron nombrados por este partido--, los conservadores endurecieron ayer sus mensajes sobre el fraude. Sin llegar a pedir perdón, como hizo hace unos días el líder del PSOE, Pedro Sánchez, el vicesecretario de organización del PP, Carlos Floriano, aseguró que el partido está "tan indignado" como la sociedad.

Fue la primera vez que los populares contestaban sobre el caso. Tras tacharlo de "indignante", Floriano garantizó que la investigación que realiza el partido sobre los 16 consejeros que militan en sus filas llegaría hasta "sus últimas consecuencias".

Incluido Rodrigo Rato. Preguntado por el exvicepresidente del Gobierno y expresidente de Bankia, Floriano no descartó su expulsión. Explicó que convenía esperar a que culmine el proceso, pero anticipó que su partido actuará "afecte a quien afecte". Las relaciones entre Mariano Rajoy y Rato no son buenas desde hace tiempo, lo que puede inclinar la balanza para que el segundo sea apartado del partido, si es que el propio afectado no renuncia voluntariamente a la militancia.

Más rápidos en su reacción cuando trascendió el escándalo, los socialistas también exhibieron ayer firmeza. La instrucción que han abierto a 16 de sus militantes por el uso de las tarjetas opacas ya ha concluido, y el PSOE comunicará en los próximos días el fallo, que según explicó el propio Sánchez será "duro y contundente". Fuentes del partido señalan como hipótesis más probable que los investigados acaben siendo expulsados.