El 1 de mayo de 1905, en la actual sede del Colegio de Arquitectos de Zaragoza, comienza su actividad la Caja de Ahorros y Préstamos de la Inmaculada Concepción promovida por la Liga Social Católica con el fin de "estimular el ahorro obrero, habituarle a él y preservarle de caer en las axfisiantes garras de la usura". Cinco días después, la Liga ingresa 610 pesetas como cuota de entrada de los primeros 122 socios. Han pasado cien años y la CAI --ya en tiempo de siglas y con otra moneda-- gestiona un volumen de negocio que supera los 13.000 millones de euros.

Joaquín Roncal Cabrejas fue su primer presidente. El actual, Fernando Gil, con la firma consolidada recordaba "la estrecha vinculación con la sociedad y el desarrollo económico de Aragón", así como "la atención a las nuevas demandas sociales". Habló también de "deuda y gratitud con los clientes y empleados" en esa centuria que comenzó con el agrarismo y con una Zaragoza que no superaba los 100.000 habitantes intentando modernizarse con las fundiciones, las azucareras y el ferrocarril. Peripecias históricas en blanco y negro fueron construyendo una entidad que hoy recoge su historia en un libro conmemorativo.