La anécdota en las votaciones para la comisión ejecutiva la protagonizó un delegado que, pese al estrecho control con el que se estaban realizando, introdujo dos papeletas en la urna, cada una de ellas para una candidatura. Para subsanar el error y de cara a evitar el inicio de una nueva votación, se llegó al acuerdo de introducir un voto con la tercera opción. En el recuento final, se eliminó una papeleta de cada una de las candidaturas.