El conflicto de Magdalenas Heras en Monzón se remonta a varios años atrás, pero volvió a resurgir el pasado 21 de junio cuando el Ayuntamiento decretó su cierre. Este anuncio llevaba implícita la fecha del cese de actividad, prevista para el 30 de junio, al considerar que la compañía no cumplía con la legalidad.

La semana siguiente estuvo repleta de especulaciones sobre el futuro de la empresa. En un primer momento estaba previsto alcanzar un acuerdo entre la firma y el consistorio para proceder al traslado de la planta al polígono de La Armentera. Pero un giro inesperado durante la negociación en la noche del 25 de junio dio al traste con esta posibilidad.

Un día más después, los trabajadores se concentraban a las puertas de la empresa, creando algún momento de tensión, lo que obligó a la presencia de la Guardia Civil. Esta concentración coincidió con el anuncio de Magdalenas Heras de presentar un expediente para toda la plantilla el 30 de junio.

Un día antes de que se cumpliera ese plazo, el conflicto volvió a la vía del diálogo, después de que el Ayuntamiento de Monzón presentase una propuesta para legalizar la situación de la firma de bollería.

El Gobierno de Aragón medió en el conflicto el pasado mes de julio y se adoptaron una serie de compromisos que, ahora, exige el ayuntamiento a la firma.