En la Edad Media, el vasallaje era una relación que se establecía entre dos nobles, por la cual el de inferior categoría prometía apoyo militar y político a su señor, recibiendo como beneficio habitual la gestión y beneficio de una zona. Valga de introducción para recordar aquel famoso pasaje del Poema de Mío Cid: "¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!".

En los mercados, desde hace más de dos años, se podría decir que se ha establecido una suerte de vasallaje entre Europa y Estados Unidos. Pero en este caso no sería de aplicación este pasaje. Es el buen señor americano el que no encuentra buen vasallo al otro lado del Atlántico norte.

El miércoles fue al contrario, Wall Street despedazó los intentos de rebote tras la mala apertura y acentuó las caídas. Pero fue excepcional. Ayer se repitió la pauta habitual desde que estalló la crisis europea: solo la mejor evolución de la bolsa americana --provocada por los buenos datos de paro y producción industrial y la posibilidad de que la Fed la retirada de los estímulos económicos-- evitó males mayores en una jornada que apuntaba tintes trágicos.

Pero no hay que equivocarse: el mar de fondo sigue siendo tenebroso por el temor a una nueva recesión en Europa, alentado ayer por la inflación de la eurozona de septiembre (0,3%) y las malas subastas de los Tesoros español y francés. El Ibex 35, que llegó a perder el 4,5%, cerró con un retroceso del 1,72%, hasta los 9.669,7 puntos.