"Desde los poderes públicos debemos incentivar a que el ahorro se piense en el largo plazo. Un ahorro con un horizonte temporal prolongado, que sirva como complemento de la pensión pública”, comentó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en relación al real decreto aprobado hoy que permitirá que los planes de pensiones y fondos se puedan recuperar a los 10 años.

Ello ha reabierto el debate sobre el modelo de sistema de pensiones y hacia qué modelo se debe evolucionar en los próximos años. En España impera un sistema público de reparto, es decir, uno mantenido con las cotizaciones obligatorias de empresarios y trabajadores que se destinan a un fondo común a través del cual se pagan las pensiones del presente. Pensiones que se calculan en relación a los años trabajados y el salario percibido.

Pero, ¿bajo qué modelo se rigen nuestros vecinos europeos? La OCDE, en su último informe de 2017 en relación al tema, divide, a grandes rasgos, los sistemas entre los de provisión pública, privada y mixtos. También los subdivide entre los que destinan las cotizaciones del trabajador a fondos individuales (de capitalización) o colectivos (de reparto).

Países cercanos a España como Francia o Alemania introducen en sus modelos públicos de reparto incentivos para que sus ciudadanos complementen sus pensiones con planes de jubilaciones privados. En el caso germano, dependiendo del trabajador, la empresa incluye en el contrato una contribución mensual a un plan de pensiones privado. Otra vía es que el empleador solamente paga los costes de mantenimiento dicho plan de pensiones, según detalla el informe de pensiones de la Fundación Inverco. Siendo contribuciones salariales voluntarias, no obligatorias. En la línea de lo que propone el ejecutivo del PP.

Otro modelo cercano geográficamente pero que introduce variaciones algo más sustanciales es el de Reino Unido. Los trabajadores británicos tienen derecho a una pensión básica, la cual aumenta en el caso de las rentas bajas. Con ello, el gobierno incentiva la apertura de planes privados, que son el pilar de la futura pensión, exonerando a trabajador y empresa de porcentajes de cotización al erario público. Porcentajes que se van actualizando en función de la evolución de la economía.

Los países nórdicos también se rigen por modelos con diferencias sustanciales. En el caso de Dinamarca, hay una pensión universal, independientemente de si se ha cotizado o no, complementada por el dinero fruto de las cotizaciones de los trabajadores, que no va a un fondo común, como en España, sino a uno individual gestionado de manera pública. Sus vecinos suecos introducen algunas divergencias, como el hecho de poder elegir entre fondos individuales gestionados por entidades privadas o una pública.

Hay que salir fuera de la UE para encontrar sistemas de pensiones que introduzcan la obligatoriedad de planes privados. Uno de los ejemplos recurrentes, a las antípodas del sistema español, es el que impera en Chile. Allí, los sistemas de pensión son totalmente privados y obligatorios (a excepción de los militares) y la aportación pública se limita a casos de emergencia social.