Amado Franco recibió ayer la medalla de oro de la Cámara de Comercio de Zaragoza. Tras 47 años de dedicación a Ibercaja y casi siete meses después de dejar la presidencia de la entidad financiera, el ilustre banquero aragonés recogió el galardón con «una tremenda satisfacción» para compartirla «con toda la sociedad aragonesa». El acto de entrega se celebró en el Palacio de Congresos de la capital aragonesa ante cerca de 400 invitados del ámbito institucional, empresarial, político y social de la ciudad.

El presidente de la Cámara, Manuel Teruel, que fue el encargado de entregar el galardón, destacó los hitos más relevantes de «la trayectoria impoluta» de Amado Franco y posicionó su figura como «un referente para las nuevas generaciones emprendedoras». También reconoció su trabajo como «líder» que ha conseguido que Ibercaja sea «una de las cuatro cajas que se han convertido en bancos sin ayuda pública».

Amado Franco agradeció «de todo corazón» a la Cámara de Zaragoza el reconocimiento a toda su carrera profesional y personal y expresó que es «especialmente ilusionante» recibirlo porque «siempre es más difícil ser profeta de su tierra».

El discurso del expresidente de Ibercaja tuvo tintes históricos y se remontó a la segunda mitad del siglo XIX cuando se fundó la Cámara de Comercio de Zaragoza, «hermana de Ibercaja», junto con la cual financió la Feria de Muestras de Zaragoza.

«NOTABLE HUELLA»

Amado Franco también quiso valorar la «notable huella» que Ibercaja ha dejado en Aragón ya que, dijo, ha apoyado «todas las propuestas estratégicas» de la comunidad. En este sentido, el galardonado recordó que Ibercaja fue promotora de la sociedad que promovió el polígono de Figueruelas, donde se encuentra actualmente la fábrica de Opel. También subrayó que la entidad impulsó el desarrollo de diferentes denominaciones de origen de productos agroalimentarios de la comunidad y apoyó el turismo de la nieve con el grupo Aramon.

Del mismo modo, mencionó el papel que Ibercaja ha jugado en el desarrollo de las plataformas logísticas, especialmente de Plaza, y en la creación del Museo Goya, entre otras iniciativas.

En su discurso, Amado Franco prefirió «no hablar de consejos» y optó por «transmitir los aprendizajes adquiridos en casi 50 años de trayectoria». El banquero aragonés destacó la importancia de seguir un modelo de gestión «a largo plazo» caracterizado por «un rumbo firme y unos valores inmutables» y subrayó la «aplicación del sentido común en la toma de decisiones». También señaló la importancia que ha tenido para él «recorrer todo el escalafón de Ibercaja» y atribuyó los logros conseguidos al frente de la entidad a un «equipo» y a una «ilusión colectiva». Así, dio las gracias «a todos los equipos» que le han acompañado por tener «la suerte de ser el director de una excelente orquesta».

También tuvo palabras para los políticos, a los que les expresó «gratitud» por el trabajo realizado en los consejos de administración y en «la correcta gestión del dinero ajeno». Además expresó su deseo de que Aragón siga siendo «una tierra de pactos, consensos y estabilidad» y auguró un porvenir económico «optimista» para la comunidad.

A pesar de la presencia de la consejera de Economía del Gobierno de Aragón, Marta Gastón, que dijo de Amado Franco ser un «referente» de la comunidad, la representación del Ejecutivo autonómico y del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza fue escasa.

Franco sí que estuvo acompañado de sus familiares más cercanos con los que siente «ha tenido que pagar un alto precio». Por ello, confesó, ahora busca «recuperar el tiempo perdido».