Pocos días después de aseverar que la "crisis ya es historia", Mariano Rajoy tuvo que pinchar el globo. En el acto de firma con los sindicatos y las organizaciones empresariales del programa extraordinario para la reinserción en el mercado laboral de uno de los colectivos más castigados por los recortes, los parados de larga duración, el presidente del Gobierno reconoció que las secuelas permanecen y la recuperación "no ha llegado a todos por igual" y se comprometió a "que nadie se quede atrás" en la salida de la crisis.

El optimismo mostrado el jueves pasado ante una asamblea de empresarios no casaba con la firma ayer de un acuerdo que dará protección a cerca de 450.000 parados sin ingresos y con cargas familiares. En Aragón, la DGA estima que podrán beneficiarse a unos 4.000 desempleados. El Gobierno, especialmente el Ministerio de Hacienda, se ha resistido a dar los casi 1.200 millones de euros que cuesta esta medida, pero el año electoral que se avecina y el propio discurso entusiasta del Ejecutivo sobre el fin de la crisis obligaron al presiente a corregir el tiro.

En un acto en el Palacio de la Moncloa, Rajoy vio cómo Ignacio Fernández Toxo (CCOO), Cándido Méndez (UGT), Juan Rosell (CEOE) y Antonio Garamendi (CEPYME) ponían su firman junto a la de la ministra del Empleo, Fátima Báñez, en el primer acuerdo surgido del diálogo social en los tres años de legislatura en la que han destacado la reforma laboral y de pensiones.

El jefe del Ejecutivo destacó que la recuperación, que para el año próximo ha cifrado en un crecimiento del 2%, ha permitido que los Presupuestos generales del Estado (PGE) aumenten el 16% las políticas sociales y el 25% los recursos destinados para ello a las autonomías.

El PSOE utilizó también el tema como arma arrojadiza en el debate político. María Luz Rodríguez, portavoz socialista de empleo, apoyó a los sindicatos por llegar a un acuerdos con el Gobierno, pero calificó la actitud de éste ñmezquino, electoralista y cicateroO tanto por la cuantía de la ayuda como por las restricciones para los beneficiarios.

El Consejo de Ministros aprobará el plan este viernes.

SALARIO MÍNIMO

Los líderes sindicales aprovecharon el acto de ayer para colar su mensaje: el salario mínimo (SMI), congelado en los dos últimos años, debe subir antes de enero. Tanto Toxo como Méndez le recordaron a Rajoy y a Báñez los temas pendientes del diálogo social, como el mapa de prestaciones sociales y los problemas de salarios y plantillas de la función pública.

Por su parte, el Gobierno vasco instó a Madrid a pactar el plan para evitar otro conflicto competencial ante el Tribunal Constitucional, como ocurrió con la ayuda de 400 euros.