El expresidente de Bankia Rodrigo Rato descargó ayer toda responsabilidad en el Banco de España durante el juicio por la salida a bolsa de la entidad en la Audiencia Nacional. «Nos decía lo que teníamos que hacer. El Banco de España nos decía: haz esto, haz lo otro. Y si había algo con lo que no estaba de acuerdo, nos decía que no», alegó durante su tenso cara a cara con la fiscala Carmen Launa. «Ni el SIP (fusión de siete cajas que dio lugar al banco) ni la salida a bolsa fueron decisiones empresariales; fueron decisiones legales, con rango de ley, ejecutadas por el supervisor», remachó apuntando también al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.

El exvicepresidente del Gobierno y exdirector del Fondo Monetario Internacional aseguró que el supervisor le empujó a fusionar Caja Madrid para mejorar su capital: «No recuerdo que el Banco de España nos diera muchas opciones». La entidad acordó su unión con cinco pequeñas cajas, pero el regulador lo consideró insuficiente. Según el acusado, el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, le llamó a su despacho, donde le acompañaban el subgobernador, Javier Aríztegui, y el presidente de Bancaja, José Luis Olivas, y le instó a sumar a esta última entidad a la integración, aunque él prefería una caja más pequeña.

TRIPAS ABIERTAS

Rato, cesado por el Gobierno de Rajoy en mayo del 2012, aseguró que en los dos años y tres meses en que ocupó la presidencia el supervisor «nunca» le informó de que estuviera incumpliendo sus recomendaciones. «Nuestras tripas las conocía el Banco de España porque tenía 15 personas dentro. En Bancaja igual, y en las otras cinco cajas, igual», mantuvo. Una y otra vez, insistió en que el organismo le informó en el 2010 de que, gracias a los primeros cerca de 4.500 millones de euros de ayudas que recibió, Bankia tenía «suficientes» provisiones para absorber pérdidas durante cuatro años.

Es una cuestión clave, ya que los inspectores del Banco de España que han actuado como peritos del juez instructor afirman que la entidad ya no tenía suficientes provisiones cuando salió a bolsa en julio del 2011, unos meses antes de su intervención. También han cuestionado que las provisiones de la fusión se hicieran contra el capital, en lugar de contra resultados, pese a que lo aprobó el supervisor.

«GOBIERNO NERVIOSO»

Las cajas fundadoras, según Rodrigo Rato, decidieron hacer más provisiones de las que les pedía el Banco de España y el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) por «prudencia», pero no para evitar entrar en pérdidas y que los gestores dejaran de cobrar su sueldo variable.

El expresidente de Bankia aseguró también que el deterioro de la economía hacía que el Banco de España «cambiase de opinión cada seis meses» y que el Gobierno se puso «nervioso» por el rescate europeo a Irlanda. Ambas instituciones, sostuvo, forzaron la salida a bolsa, de la que eran «totalmente partidarias». Asimismo, defendió que la operación se hiciera con un fuente descuento sobre el valor contable de la entidad.