La entropía, además de un concepto físico, es en el campo de las teorías de la información la "medida de la incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, de los cuales se va a recibir uno solo", la RAE dixit. O lo que es lo mismo, una forma de calcular el ruido en la comunicación. En esta era de avalancha de datos, cifras y noticias, es un concepto de creciente relevancia. Tanto que hasta se ha colado en la música popular, como en una resignada canción del último disco de Jorge Drexler: "Todo cae / Quién lo diría / cuando en un breve lapso / de levedad / tu amor vence a la gravedad y a la entropía". Algo que parecía resonar ayer en el mercado.

Tras el breve lapso de felicidad del jueves, propiciado por las promesas del BCE de tomar medidas en junio, la incertidumbre se volvió a apoderar de los inversores y, sí, todo cayó. Por una parte, era una buena oportunidad de recoger beneficios tras la fuerte subida de la víspera. Pero por otra, el ruido sigue imperando. ¿Qué consecuencias esperar, por ejemplo, del referéndum separatista en Ucrania de mañana? Así, el mensaje que llegó a los oídos de los inversores fue el de los resultados de Telefónica, que sufrieron una fuerte bajada (23%) por la devaluación de las monedas latinoamericanas. Su peso llevó al Ibex 35 a registrar la segunda mayor caída de los grandes selectivos del continente (0,98%, a los 10.487,2 puntos), aunque sube el 0,12% en una semana que cierra con la prima de riesgo en 146 puntos básicos.