No hay tiempo que perder. Si Enel no cambia de opinión en los próximos meses y mantiene el cierre de la térmica de Andorra para junio del 2020, la reindustrialización de las cuencas mineras aragonesas deberá acelerarse al máximo para evitar una «catástrofe» en la zona. Así lo advierten los agentes sociales y los ayuntamientos, que reconocen que Andorra y su entorno aún no están preparados para vivir sin la central. Más que nada porque sin la térmica todas la minas se verían abocadas al cierre, desmantelando un sector del que dependen cerca de 4.000 empleos entre directos e indirectos.

«Independientemente de lo que haga Enel, tenemos que esprintar hacia la reindustrialización porque Europa ha anunciado varias veces el fin de las térmicas para el 2040, así que tenemos que buscar alternativas que sustituyan al carbón ya», subraya Alejo Galve, secretario provincial de UGT y trabajador de la central. En este mismo sentido se manifiesta la alcaldesa de Andorra, Sofía Ciércoles, quien reconoce que la economía de la zona «no está lo suficientemente diversificada para subsistir sin la térmica»: «Esto sería una catástrofe porque si no hay trabajo mucha gente acabaría yéndose».

No obstante, todas las fuentes consultadas se resisten a tirar la toalla y aún confían en que el Gobierno central publique un nuevo marco regulatorio que garantice el funcionamiento de las térmicas y que Enel cambie de opinión. «La mejor alternativa al carbón es el carbón, por eso tenemos que trabajar todos para evitar el cierre», indica el presidente de Cepyme Teruel, Juan Ciércoles.

INICIATIVAS EMPRESARIALES/ Sea como sea, la reconversión industrial parece más que obligada. Sobre todo teniendo en cuenta que buena parte de los proyectos empresariales que iban a llegar a la zona en los últimos años al calor del plan Miner han resultado fallidos. La última en echarse para atrás el pasado enero fue la farmacéutica india Labdhifarma, que preveía crear 80 empleos en Andorra. Las otras dos iniciativas que acompañaron a Labdhifarma en la convocatoria del 2015, Mecanos de Hormigón y Teruel Biotecnología (con una plantilla estimada en conjunto de 25 trabajadores), tampoco se han puesto en marcha. Y lo mismo ha ocurrido con la firma de embalaje flexible Aragal, que se coló en el primer puesto de la lista de priorización de las ayudas en el 2014.

Todo ello, unido a la crisis económica, ha dejado un tejido empresarial en el territorio esquelético. «Hemos tenido mala suerte porque ha coincidido con la recesión más dura en mucho tiempo y con la burbuja inmobiliaria», lamenta el presidente de Cepyme Teruel. En este sentido, hay que recordar que muchos de los proyectos estaban vinculados de una u otra forma a la construcción. Ferrogres, Castelo (prefabricados de hormigón), Gres Andorra o grupo Alcance son solo algunos de ellos.

OPORTUNIDAD PERDIDA / Pero, sin duda, la iniciativa empresarial fallida más importante y que podría haber cimentado el mercado laboral de estas comarcas fue la planta de Cemex de Andorra. La multinacional mejicana levantó en el 2007 en Andorra una cementera que preveía generar 400 puestos de trabajo. Fue la inversión más importante que atrajo el plan Miner a Aragón: 100 millones de euros, pero ni siquiera ha llegado a iniciar su actividad debido al desplome del sector (su construcción está finalizada al 80%).

«Evidentemente hemos aprendido la lección y ahora sabemos que debemos abrirnos a más sectores, aunque no creo que el planteamiento de la reconversión haya sido malo en los últimos años; se han dado muchos factores en contra», lamenta Galve, que pone el ejemplo de Gres Andorra: «Antes de la crisis esta planta llegó a emplear a más de 100 trabajadores y ahora hay menos de 20».

También ha habido proyectos que han cuajado, como es el caso de la fábrica de cajas de cartón ondulado DS Smith, que emplea en Andorra a unas 150 personas, o el Balneario de Ariño, con una plantilla de 55 empleados y planes de ampliación.

Lamentan los agentes sociales que, en los últimos años, Andorra y su entorno se ha quedado fuera de las ayudas del Miner. En la convocatoria del 2016, por ejemplo, todas se fueron a proyectos ubicados en la comarca del Bajo Cinca (Mequinenza y Fraga), Alcañiz y Muniesa. «Si no cambian los criterios de evaluación será difícil que atraigamos más empresas», comenta la alcaldesa de Andorra. En este mismo sentido se manifiestan Galve y el presidente de Cepyme. «Obviamente los empresarios siempre van a preferir instalarse en Fraga o en pueblos cerca de la autovía porque están mejor comunicados», reconoce Juan Ciércoles, que también reclama cambios. «Por ejemplo, los proyectos ganaderos no pueden recibir ayudas, cuando es un sector con mucho potencial», concluye.