La Policía y la Fiscalía alemana registraron ayer diez edificios como parte de la investigación abierta contra varios directivos del fabricante automovilístico Porsche, filial de Volkswagen, por presunta manipulación de las emisiones de gases contaminantes en vehículos diésel, por el conocido como dieselgate. Según informó la Fiscalía de Stuttgart en un comunicado, unos 30 miembros de ese organismo y 160 agentes de policía se han encargado de los registros en los estados federados de Baden-Württemberg y Baviera. En el punto de mira hay tres personas sospechosas de «fraude y publicidad ilegal en relación con la manipulación del sistema de control de emisiones de automóviles diésel».

Uno de los sospechosos es miembro de la dirección de la empresa, otro es un alto ejecutivo y el tercero ya no trabaja en Porsche en estos momentos. La fiscalía no dio a conocer los nombres de los tres sospechosos.

Un portavoz de Porsche confirmó los registros, pero declinó dar más detalles, según Reuters. «Audi y Porsche cooperan completamente con las autoridades», dijo. Más de dos años y medio después de que Volkswagen admitiera haber manipulado las pruebas de emisiones de los motores diésel en Estados Unidos, el fabricante de automóviles y algunas de sus marcas siguen siendo investigados por las autoridades.

El escándalo de la manipulación de emisiones de gases salió a la luz en otoño del 2015, cuando las autoridades estadounidenses denunciaron el trucaje de cientos de miles de vehículos. En diciembre de 2016, Volkswagen llegaba a un acuerdo con Estados Unidos sobre 85.000 vehículos entre los que se encontraba el Porsche Cayenne. En agosto del 2017, la Autoridad Federal de Carreteras de Suiza (Fedro) prohibía temporalmente la venta en el país del Cayenne equipado con el motor diésel de 3.0 litros «por manipulación probada de los gases de escape» y Alemanía ordenó revisar 22.000 unidades de este modelo.