Invertir en el desarrollo de nuevos medicamentos es cada vez menos rentable. El coste medio de desarrollar un fármaco ha aumentado el 70% en 20 años hasta una media de 1.981 millones de dólares de media (unos 1.736 euros), según un informe de la consultora Deloitte dado a conocer este miércoles. El retorno de la I+D en el sector farmacéutico mantiene la tendencia negativa a nivel mundial y cierra el 2019 con una rentabilidad de la inversión del 1,8%, el registro histórico más bajo de la última década. El estudio internacional 'Ten years on. Measuring the return from pharmaceutical innovation 2019' realizado por Deloitte abre incógnitas sobre las consecuencias que la falta de incentivos a la investigación puede tener en el ámbito de la salud.

El informe de Deloitte evalúa anualmente desde hace diez años el rendimiento de la innovación en el sector biofarmacéutico a partir de la evolución de los productos en sus últimas fases de I+D de un grupo de 12 compañías farmacéuticas líderes de todo el mundo. El informe revela que el retorno sobre la inversión sufrió una leve caída del 0,1% en el 2019 respecto del 2018. En el cómputo general, este indicador acumula un descenso del 8,3% desde el 2010, cuando el sector reflejaba una rentabilidad en I+D del 10,1% tras la realización del primer estudio.

Las ventas por patente se han reducido a más de la mitad a lo largo de la última década, pasando de los 816 millones de dólares en el 2010, a los 376 millones del 2019. De hecho, la cifra de este último año cae por primera vez en estos diez años por debajo de la barrera de los 400 millones de dólares.

El coste medio de desarrollar y comercializar un nuevo medicamento se ha incrementado en 800 millones de dólares por fármaco desde el lanzamiento del primer estudio, cuando era de 1.188 millones de dólares.

La consultora considera "vital" que las farmacéuticas aprovechen las oportunidades que ofrecen la transformación digital y las nuevas tecnologías para adaptarse a las demandas del futuro de la salud y optimizar los recursos destinados a I+D mediante la especialización y los acuerdos entre empresas. El entorno de presión presupuestaria en los sistemas públicos de salud y la complejidad creciente en el desarrollo de nuevos fármacos con resultados diferenciales complican el futuro de la innovación en el campo de la salud.