Repsol-YPF ha comprado a Royal Dutch-Shell las 303 estaciones de servicio que la petrolera angloholandesa gestionaba en Portugal. El precio estimado para la operación rondará los 350 millones de euros (58.235 millones de pesetas), según explicaron fuentes del sector. Repsol no quiso confirmar ni desmentir ayer la cifra, apelando al compromiso a que obliga una cláusula de confidencialidad en el contrato con Shell.

Así, la multinacional hispanoargentina habría pagado un promedio de 1,15 millones de euros (192 millones de pesetas) por cada estación de servicio. En la cifra citada no se incluye el 15% del capital adquirido de la también lusa Compañía Logística de Combustibles (CLC), que incluye el acceso a su cartera de contratos de abastecimiento y logística.

Con esta operación, Repsol logra una cuota de mercado del 19% y aumenta en 1,85 millones de metros cúbicos las ventas de productos energéticos en Portugal, hasta un volumen total de 2,5 millones. Antes de la compra, la compañía que preside Alfonso Cortina tenía una cuota de mercado del 5% en el país vecino y una red propia de 114 gasolineras.

La española Cepsa, la portuguesa Galp y la italiana Eni también pujaron por tomar el control de la red lusa de Shell. Ayer, en Cepsa no disimulaban su decepción por la compra frustrada, mientras que el presidente de Eni hizo unas declaraciones en idéntico sentido. Según fuentes del sector, la multinacional italiana había hecho una oferta global más elevada, incluso, que la que presentó Repsol y resultó adjudicataria. Eni renuncia a comprar la red de Shell en España.

Repsol expresó en reiteradas ocasiones su interés por crecer en el sur de Europa, en países como Italia y Portugal. La operación rubricada ayer le permite diversificar su actual nivel de concentración de puntos de venta en España, donde las normas sobre liberalización energética aprobadas en el 2000 le impiden adquirir más estaciones de servicio, ya que en aquella fecha su cuota de mercado superaba el 75%, mientras que ahora es del 40%.

La compañía petrolera angloholandesa Shell, que atraviesa una crisis importante desde hace un año y que se ha visto obligada a revisar a la baja sus reservas de crudo y a desprenderse de los activos menos estratégicos, ha exigido a los compradores españoles la máxima confidencialidad, puesto que aún tiene pendiente de desarrollar varias desinversiones en España.