Récord histórico de pérdidas para Repsol. La compañía registró en 2019 un resultado neto negativo de 3.816 millones de euros, debido a los ajustes realizados para sentar las bases de la nueva orientación estratégica que tiene como objetivo ser cero emisiones netas en el año 2050.

El resultado, que compara con los 2.341 millones de euros alcanzados en 2018, refleja fundamentalmente una corrección de 4.849 millones en el valor contable de algunos activos. Un ajuste al que hay que sumar la provisión de 837 millones de euros de la semana pasada por el laudo parcial dictado sobre el litigio de Tallgrass. Además, de "asumir" los nuevos escenarios de precios del crudo y gas consistentes con los objetivos climáticos del Acuerdo de París, según ha explicado la compañía.

El resultado neto ajustado, que mide específicamente la marcha de los negocios de la compañía, alcanzó los 2.042 millones de euros, frente a los 2.352 millones del ejercicio anterior. Esta cifra, obtenida en un contexto en el que los precios del crudo y del gas disminuyeron de forma significativa y en el que se registraron menores márgenes internacionales en los negocios industriales, refleja la fortaleza y capacidad de generación de valor de Repsol.

Pese a este contexto adverso, la compañía aumentó su flujo de caja operativo un 8%, hasta los 5.837 millones de euros. Una fortaleza que permite a la compañía aumentar la retribución al accionista a través de una amortización de un 5% del capital social a 31 de diciembre de 2018.

Así, se espera que antes de la Junta General de Accionistas, que se prevé celebrar en mayo, se lance un programa de recompra de acciones vinculado con la reducción del 5% del capital social. Una decisión que se suma a la mejora acordada para el dividendo que, con un incremento anualizado del 8% respecto a 2017, alcanzará 1 euro bruto por acción en 2020 bajo la fórmula del scrip dividend y la reducción de capital correspondiente para evitar cualquier dilución.