La Reserva Federal ha subido por tercera vez desde el final de la crisis económica los tipos de interés en Estados Unidos, lo que supone un voto de confianza en la mayor economía del planeta. El organismo que preside Janet Yellen anunció ayer un incremento del 0,25% en el precio del dinero para situar los tipos entre el 0,75% y el 1%, un nivel todavía bastante bajo desde un punto de vista histórico. La decisión era ampliamente esperada por los analistas, dada la buena marcha del empleo y el repunte gradual de la inflación. Esta es la primera subida de tipos desde que Donald Trump asumió la presidencia y se produce tres meses después de la anterior, acaecida en diciembre de 2016.

Los funcionarios de la Fed llevaban varias semanas telegrafiando el movimiento, que llega tras una caída del paro hasta el 4,7% de la población activa en febrero. «Esta subida refleja el progreso continuo de la economía hacia el pleno empleo y la estabilidad de los precios», dijo Yellen en una rueda de prensa. El interés de los analistas se centra ahora en saber si la Fed se dispone a normalizar la política monetaria a un ritmo más rápido del que había señalado hasta la fecha, pero el banco central señaló que sus proyecciones no ha variado. Para este año espera otras dos subidas graduales de tipos, que se situarían alrededor del 3% en 2019 si las constantes vitales de la economía se mantienen dentro de los parámetros previstos.

La continua mejoría del empleo, que ha creado más de 230.000 puestos de trabajo en los dos últimos meses, y ha ido acompañada por un aumento del consumo y de la inversión empresarial, uno de los factores que estaba lastrando la economía estadounidense. A esos elementos hay que añadir la bonanza que viven las bolsas, disparadas desde que Trump ganó las elecciones.

Su Administración ha eliminado docenas de regulaciones, pero las grandes medidas económicas prometidas por el republicano, como las bajadas de impuestos y la inversión masiva en infraestructuras, siguen esperando. Nada de eso ha impedido que la confianza de los hogares y las empresas haya mejorado y que las bolsas se hayan entregado a la euforia en anticipación de los planes del presidente. Sectores como la banca, las petroleras, la contratistas del Pentágono o la cárceles privadas se relamen pensando en lo que está por venir.

PREVISIONES

En todo caso, las previsiones a medio plazo de la Fed apenas se han modificado. Sus proyecciones apuntan a que el crecimiento seguirá siendo «moderado» en los dos próximos años, para situarse en el 2,1% del PIB en 2017 y 2018. Un año después caería al 1,9%, cifras todas ellas muy inferiores al 4% ambicionado por Trump. Yellen reconoció, sin embargo, que el banco central no se ha tomado en cuenta el impacto potencial de los planes que baraja la Administración. «Hay una gran incertidumbre sobre los plazos y el contenido de esas políticas», afirmó.

La decisión fue adoptada con solo un voto en contra de los 10 miembros del Comité de Mercado Abierto de la Fed. Y demuestra que el banco central considera que la economía es lo suficientemente sólida.