¿Las empresas se van a tener que adaptar a los millenials o van a ser estos los que se tengan que acomodar a las costumbres de las organizaciones empresariales? Este fue uno de los puntos de debate de la jornada Millennials, la generación emprendedora, organizada por la Fundación Telefónica y la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón (ADEA) y celebrada ayer en el Patio de la Infanta de Zaragoza.

En el acto se presentó también un libro, que lleva el mismo nombre que la jornada, que analiza el emprendimiento en las nuevas generaciones, las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y, en definitiva, ahonda en la generación nacida entre el 1980 y el 2000. «Los millennials están protagonizando una tercera revolución industrial», destacó ayer uno de los autores del estudio, José María Álvarez Monzonillo, que añadió que el colectivo está «transformando la sociedad desde las herramientas digitales».

En la mesa redonda participaron también la gerente de la Fundación Telefónica, Rosa Mª Sáinz; el presidente de ADEA, Salvador Arenere; la responsable del departamento de Recursos Humanos de Deloitte, Maite Poyos; el cofundador de Deusens, Álvaro Monzón; y la diseñadora gráfica Greta Garet.

Potencial de talento

Salvador Arenere dio el punto de vista del empresario y consideró importante «cómo los directivos incorporan a sus empresas este potencial de talento que son los millennials». Por ello, destacó que «no podemos esperar que los jóvenes piensen, vivan y tengan los mismos hábitos de compra que las generaciones anteriores».

El joven Álvaro Monzón puso en valor «el empuje» de su generación y recalcó la «oportunidad de los jóvenes de reinventarse» en un mundo en constante cambio, algo que ve como una amenaza y como «una oportunidad». Además, destacó que su generación «tiene mucho que aportar» a la empresa. Por el contrario, la aragonesa Greta Garet lamentó «la falta de facilidades» para que los jóvenes puedan crear su propia empresa y subrayó «la crisis de identidad» y «el miedo a comenzar en el campo laboral» de los millennials. «Te lo ponen difícil porque las empresas te piden una práctica que no te ha dado tiempo de tener», añadió.