La mina de silicio y caolín de Riodeva (Teruel) tiene los meses contados, lo que supondrá todo un mazazo para este municipio de apenas 140 habitantes. La principal fuente de riqueza y empleo de esta localidad echará el cierre en septiembre después de que la empresa Sibelco Minerales, de capital belga, anunciase el pasado jueves al ayuntamiento su decisión de poner punto y final a su actividad. En el mes de mayo está previsto que la compañía elimine uno de los tres turnos de trabajo para detener la producción definitivamente a la vuelta del verano.

Este cierre supondrá la pérdida de 24 puestos de trabajo, la gran mayoría de Riodeva y casi todos menores de 45 años, lo que obligará a estas familias a emigrar y buscarse el futuro en otro lugar. Ayer, el teniente de alcalde del consistorio, Alfredo Soriano, lamentaba la noticia. «No tenemos ninguna alternativa de vida distinta a esta empresa porque es la única fuente de ingresos» para las familias del municipio, que apenas supera los 140 habitantes censados.

MINERÍA Y EMIGRACIÓN

La mina de sílices y caolines y la emigración en los años 1960 a Barcelona, Valencia o Zaragoza, han dejado a Riodeva pendiendo del hilo de Sibelco Minerales, que justifica el cierre en la pérdida de su cliente más importante, un fabricante de vidrio para la automoción y la construcción. «Aquí apenas hay familias que se dedican a la agricultura y la ganadería», apunta Soriano, que considera «decepcionante» la forma en la que la empresa decide finiquitar el negocio. «Les hemos dado todas las facilidades del mundo, y ahora, mira dónde estamos», apunta a este diario.

LA ÚLTIMA ESPERANZA

Pese a ello, los trabajadores de Sibelco no pierden todas las esperanzas, ya que consideran que la mina no ha tenido pérdidas en los últimos años. «Hay empresas en el sector que podrían comprar la mina porque creemos que tiene futuro», indica Soriano, que considera que la compañía «llevaba al menos dos años sin realizar inversiones» en Riodeva.

Pese a todo, consideran que será «muy difícil» salvar la empresa y salvar al municipio, que con este cierre se ve abocado a su práctica extinción, apunta el teniente de alcalde. «Las familias --añade-- nos tendremos que buscar la vida cada una como podamos, no nos queda otra solución», lamenta Soriano.