Quienes conocen bien las reglas de la navegación aeronáutica saben que un principio elemental es que una aeronave despega siempre con el doble de combustible necesario para alcanzar su destino. Es la precaución de quien sabe que la ruta no es siempre tan plácida como un camino de ronda. Y de ronda se hablaba ayer, pero de la que deben recorrer todas las compañías para presentar sus resultados cerrados del 2013. Como es de prever en mercados especulativos, la turbulencia de ayer la provocó una reflexión: ¿Y si los buenos índices de las últimas semanas, basados todos en que las empresas cerrarían el 2013 con buenos dividendos, no se cumplen? Con esta duda se resolvió una jornada de doble ronda: rojo de ventas hasta casi finales de sesión, y verde de compras al cierre, como advirtiendo que todo había sido una nube pasajera.

Pero de momento, la incertidumbre sobre el 2014 ha quedado sembrada, y los vaivenes de las cotizaciones parece asegurado durante las próximas sesiones. Cada comunicación de dato efectivo de resultados del 2013 será cotejado con el que se anticipó desde mediados de noviembre. Y el valor que más se aleje del pronosticado, pagará la siguiente ronda. Así son las normas del mercado de renta variable. Los datos macroeconómicos más temidos, inflación y tipos, parecen estables. Pero los riesgos en los puntos calientes del planeta y los titubeos en países emergentes también rondan los mercados. Pese a las sacudidas, el Ibex 35 acabó cerrando con un avance del 0,16%, hasta los 10.382 puntos.