En un mundo globalizado en el que internet parece invadirlo todo, el papel es la materia prima que está detrás de la empresa de capital 100% aragonés más importante de la comunidad. Saica figura entre las cinco compañías más relevantes de Aragón, tanto por empleo como por facturación, lidera el sector en España y es el tercer actor más destacado del mercado europeo.

Todo comenzó en 1943 cuando Raimundo Balet y su esposa, Rosa Salesa, pusieron los cimientos de esta papelera tras iniciar la transformación de una fábrica textil que ellos mismos crearon en 1916, hace ahora más de 100 años. Saica nació con un capital social de 3,5 millones de pesetas y su principal actividad era la elaboración de papel para cartón ondulado.

Hoy, casi 75 años después, Saica suma más de 95 accionistas (la mayoría aragoneses), da empleo a más de 9.000 trabajadores en todo el mundo (1.127 en Aragón), facturó alrededor de 2.500 millones en el 2015 --casi la mitad del presupuesto de la comunidad para el 2016-- y ha realizado inversiones muy superiores a los 1.000 millones a lo largo de la última década, a pesar de la crudeza de la crisis económica.

En silencio y con la sostenibilidad como bandera, la papelera aragonesa se ha consolidado en España y ha conquistado los principales mercados europeos. Tanto es así, que Saica cuenta con cuatro grandes fábricas de papel en Europa --El Burgo, Zaragoza, Venizel (Francia) y Manchester (Reino Unido)--, casi medio centenar de centros de gestión de residuos en estos países y un total de 42 plantas de cartón en España, Portugal, Francia, Italia, Reino Unido, Irlanda y Turquía. Y el objetivo es seguir creciendo. «Estamos estudiando constantemente oportunidades que surjan en el mercado. Si vemos alguna interesante, iremos a por ella», afirma el presidente de Saica, Ramón Alejandro Balet.

Este crecimiento ha sido fruto de la positiva evolución del negocio, lo que ha permitido a Saica financiar sus adquisiciones con fondos propios, aunque también ha alcanzado acuerdos con el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que financia en un 50% los proyectos más importan tes por su carácter medioambiental y sostenible. Además, para hacer frente a estos grandes desembolsos, la compañía también ha recurrido a las principales entidades financieras de España.

LOS GRANDES HITOS

Una de las iniciativas más emblemáticas de Saica en los últimos años ha sido la puesta en marcha de la planta de valorización energética de El Burgo de Ebro. A ello destinó 150 millones, lo que le va a permitir procesar 500.000 toneladas de residuos industriales procedentes de las fábricas de papel que Saica tiene en Zaragoza y El Burgo. Estos residuos se valorizan y se produce vapor de agua que se aprovecha para generar electricidad.

Para Ramón Alejandro, otro de los hitos de la compañía en los últimos años ha sido la entrada de Saica en el mercado del embalaje flexible a partir del 2015, con la creación de Saica Flex. Esta nueva división, que también ha sumado nuevos activos con la compra de algunas empresas en Europa, «ofrece a los clientes un producto complementario y, además, complementa al resto del grupo papelero», destaca su presidente.

En estos momentos el grupo todavía tiene en marcha el plan Renove Saica Pack, con 250 millones de inversión para modernizar la maquinaria en las más de 40 plantas de papel ondulado que tiene en Europa, así como el proyecto El Burgo 2020, con 146 millones de euros de desembolso, que está encaminado a producir una mayor gama de papel, dentro del proceso de diversificación de la compañía. De esta forma, Saica también evita realizar ventas lejos de sus plantas de producción, ya que el transporte de mercancías se limita a un radio de 400 kilómetros para ser más ágiles y ahorrar en costes logísticos.

En el corto plazo, Saica también tiene activas inversiones por valor de 200 millones de euros, que incluyen, además del plan 2020 (hasta el 2018), la nueva planta de biomasa de Francia, que arrancará a finales del año 2018.

EL MERCADO INGLÉS

Pero sin duda, uno de los grandes logros de Saica en la última década ha sido su desembarco en el Reino Unido a finales del 2006. En este país se recogían 8 millones de toneladas de papel y cartón, pero solo se reciclaban 4 millones, por lo que el resto se exportaba, se transformaban fuera y luego regresaba al país. «Nosotros pusimos en marcha una máquina en Reino Unido para realizar ese proceso en el mercado local», recuerda Ramón Alejandro.

Para ello la compañía realizó una inversión superior a los 600 millones de euros, lo que le permitió replicar el modelo que puso en marcha en España y que se fundamenta en tres ejes vertebrales: Saica Paper (fabricación de papel para cartón ondulado, Saica Pack (soluciones de embalaje) y Saica Natur (recuperación y gestión de papel y cartón).

El mercado británico es el segundo más potente de la multinacional, con más de una veintena de centro. Saica comercializa allí el 97% de lo que produce en esas factorías. Pero el brexit se cruzó en el camino. Su consecuencia más relevante ha sido la depreciación de la libra respecto al euro. «Nos afectará según cómo lo haga a nuestros clientes, porque si venden menos, nosotros también venderemos menos», apunta Alejandro.

Son muchos los clientes del grupo papelero aragonés, si bien destacan los fabricantes de bebidas, detergentes y alimentación, como Henkel, Unilever, Procter & Gamble y Nestlé, entre otros, ya que estos sectores concentran el 60% del consumo de cartón. No obstante, Saica también cuenta con clientes de otras muchas actividades como la automoción, la tornillería y las fábricas de electrodomésticos, por citar algunos ejemplos.

Saica, en definitiva, no es una empresa al uso. Con más de 70 años de historia, todavía conserva su origen familiar, tiene presencia en siete países y sigue siendo 100% aragonesa. La familia Balet y Aragües, que ocupan el puesto 17 entre las mayores fortunas de España, son las propietarias de este gigante.