Dice el diccionario de la RAE que un sainete puede ser definido como una "situación o acontecimiento grotesco o ridículo y a veces tragicómico". Habrá quien opine lo contrario, pero sin duda se puede defender que la definición se ajusta a lo sucedido ayer en el juicio al juez Elpidio José Silva, acusado de prevaricación continuada --entre otros delitos-- en su investigación en el llamado caso Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid.

En la sesión del lunes, y después de que sus intentos de anular el procedimiento por cuestiones técnicas fueran rechazados, Silva se sacó un dudoso as de la manga. Su abogado, Cándido Conde-Pumpido, renunció a su defensa con el argumento de que "había fallado" a su cliente. Una estrategia para suspender el juicio que ayer rechazó con dureza la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Los magistrados Arturo Beltrán, María Tardón y Eduardo Urbano consideraron "fraudulento" el intento de Silva de paralizar la vista amparándose en la doctrina del Tribunal Supremo, que obliga a no acoger las renuncias al abogado realizadas de mala fe o basadas en causas no objetivas y plenamente justificadas. Además, advirtieron a Conde-Pumpido que su conducta podría incurrir en un delito penado con multa de 12 a 24 meses e inhabilitación especial para empleo, cargo público, profesión u oficio de uno a cuatro años (el artículo 467.2 del Código Penal castiga al abogado que "por acción u omisión, perjudique de forma manifiesta los intereses que le fueren encomendados"), además de en dos infracciones disciplinarias.

A partir de ese momento se sucedieron unos enfrentamientos verbales poco habituales en un juicio de estas características. El abogado defensor aseguró sentirse víctima de una "amenaza" y un "ataque" y reclamó que se dejara hablar a Silva para que dijera si renunciaba. "No va a hablar. Nos es que no vaya a tener la última palabra, es que no va a tener la primera. Que conste que el señor Silva no se siente defendido", le espetó Beltrán, presidente del tribunal.

Momentos de tensión

Pese a esta negativa, Silva se hizo con el micrófono: "No me siento defendido, renuncio a este letrado". Una intervención que le valió un dura reprimenda de Beltrán: "Es irrelevante su postura, es fraudulenta. No va usted a suspender el juicio. Le apercibo de que se calle".

El tribunal concedió entonces un receso para que preparasen el interrogatorio de Elpidio Silva, pero le impidió salir de la sala para que no diera una rueda de prensa, como el lunes. Tras la reanudación del juicio, el juez se negó a declarar y el tribunal mandó a callar a unos afectados de las preferentes que lanzaron gritos en su apoyo. A la salida, Silva afirmó a los medios que los sucedido no tiene precedentes en ningún país del mundo, "ni en Corea del Norte".