Para el Kremlin, era un símbolo de otra época, un humillante recordatorio de los padecimientos de toda una generación de rusos golpeados por la brutal transición de una economía socialista a otra de libre mercado. En diciembre pasado, sin apenas difusión en los medios, el presidente Vladímir Putin estampó su firma en una ley que prohibía a las oficinas de cambio de divisas exponer a los viandantes, en rótulos callejeros, el tipo de cambio del momento.

Aunque a primera vista la medida pueda parecer irrelevante, en Rusia la decisión posee un intensa carga emocional. Desde que en 1991 las autoridades soviéticas pusieran fin al monopolio estatal en el comercio de divisas, han proliferado como champiñones, en sotanos, porterías, añadidos de edificios u otros lugares inimaginables para el lector en España, gabinetes privados de moneda extranjera que anunciaban en brillantes colores, a la vista de todo el mundo, la cotización del baqueteado rublo. Y con una divisa nacional que en muchas fases de la historia reciente del país careció de credibilidad, la ciudadanía vivía pendiente de los cambios en estos marcadores, movilizándose rauda para adquirir divisa extranjera en cuanto percibía que su poder adquisitivo en la moneda local se hallaba en peligro.

Pese a que la nueva legislación ya está teniendo efectos en el paisaje urbano de las ciudades rusas, el Gobierno actual no solo aspira a poner coto a la visibilidad de la dolarización de la economía rusa. En octubre pasado, Andréi Kostin, presidente del Consejo de Administración del banco estatal VTB, puso encima de la mesa de trabajo de Putin un paquete de medidas destinadas a desincentivar el uso del billete verde en las transacciones comerciales, con el objetivo de reducir la exposición de la economía local a las sanciones occidentales ya en vigor y limitar el efecto de las más que probables medidas de represalia venideras.

PLAN A LARGO PLAZO

"El plan es a largo plazo", ha declarado el propio Kostin, fijando como fecha orientativa un periodo de cinco años. Y todo se realizará a base de "estímulos", sin que se tenga que aplicar "ninguna medida restrictiva", ha enfatizado el viceministro de Finanzas, Alekséi Moiséyev. "El dólar debe ser expulsado de aquellas áreas en las que es utilizado de forma no acorde con la ley", ha proclamado el banquero. En una primera fase, las autoridades intentarán que los contratos con los principales socios comerciales -China, Unión Europea y la Unión Euroasiática- sean denominados en moneda local. Para lograrlo, ofrecerán a las empresas incentivos fiscales, como un retorno acelerado del importe del Impuesto de Valor Añadido.

Otro de los pasos emprendidos por el Ejecutivo en esta campaña para alejar el dólar del territorio ruso consiste en reducir las reservas denominadas en el billete verde norteamericano. En el primer trimestre del pasado ejercicio, éstas suponían un 44% del total, dos puntos por debajo a la cifra contabilizada tres meses antes.

Pese a las palabras tranquilizadoras de los altos funcionarios gubernamentales, crece el temor de que el Ejecutivo acabe ordenando por ley la transformación en rublos de los depósitos bancarios de los ciudadanos denominados en dólares. "Mientras se trate simplemente de una diversificación de la dependencia del dólar, una medida que ya han emprendido otros países, la idea me parece positiva; pero si hay imposiciones, hay que recordar que los rusos tienen históricamente la tendencia a hacer lo contrario a lo que les dice su Gobierno", explica telefónicamente Ígor Vittel, comentarista en temas económicos de la cadena de información continua RBK-TV.

Los planes gubernamentales han generado inusitadas críticas entre algunos miembros del ala liberal de la élite económica rusa. Desde las páginas del rotativo económico 'Védomosti', Oleg Vuygin, una de las voces más respetadas del país en temas financieros, ha alertado de los costes adicionales que todo ello va a imponer a las empresas. Por su parte, Alekséi Kudrin, al frente del Tribunal de Cuentas, ha admitido que los acuerdos en rublos "plantean elevados riesgos" dada la volatilidad de la divisa rusa.