Juan José Sanz dejará, por jubilación, la presidencia de Opel España el 1 de julio tras 11 años en el cargo. Sanz comenta que la planta de Figueruelas se queda en un momento óptimo y en una situación relativamente tranquila para seguir progresando. El directivo asegura que se va satisfecho y con los deberes cumplidos, tras el lanzamiento del Meriva , la introducción del sistema global de manufacturas GM-GMS y la firma de un convenio, que garantiza la paz social durante cuatro años. Sin embargo, no olvida las dificultades que ha tenido que afrontar. Una de ellas, en el verano del 2001, cuando se especuló sobre el cierre de la fábrica.

Sanz señala que en una empresa como Opel España toca pasar por todo tipo de periodos. "En este sentido, reconozco que, en agosto del 2001, me llevé un gran susto cuando me llamaron desde Madrid para preguntarme si sabía que Figueruelas era una de las plantas que se barajaba cerrar para reducir capacidad productiva en la firma. Yo no sabía nada. Llamé a Zurich y me tranquilizaron, pero el primer susto ahí quedó", explica el directivo, que tampoco olvida los momentos que se vivieron con la caída de la demanda entre 1999 y el 2002, y que conllevaron distintas regulaciones de empleo. "Hay meses mejores y meses peores. Se trata de mantener la calma para intentar resolver los problemas lo más rápido posible", añade.

Sanz manifiesta que la situación actual es tranquila, "aunque no sabemos cuanto durará, ya que la caída de la demanda en ciertos mercados como el alemán, inglés, italiano y francés, si que nos puede afectar, puesto que son nuestros principales clientes", comenta mientras recuerda que el 90% de la producción de Figueruelas se exporta.

Respecto a la temida deslocalización y al mantenimiento de la planta zaragozana, Sanz no hace pronósticos. "Espero que su continuidad esté garantizada por muchos años. En todo caso, contamos con el Meriva , estamos preparando el nuevo Corsa y esperamos ser los responsables de la siguiente generación del monovolumen, aunque tendremos que luchar para lograrlo. Salir vencedores depende de nosotros", recalca el responsable de Opel. Así, incide en la importancia que tiene el control de costes, el mantenimiento de la calidad, la mejora del producto y de las condiciones laborales. "Ante la competencia que se avecina hay que estar con los ojos abiertos y seguir avanzando en competitividad".

En cuanto a la evolución que ha experimentado Opel España durante su presidencia, Sanz opina que se ha progresado hacia una cultura empresarial más participativa. "Cuando yo asumí el cargo, había un sistema organizativo un poco dictatorial, donde el mando y obedece era muy común. Eso ha cambiado", comenta, mientras destaca, como ejemplo, el éxito de la introducción del trabajo en equipo. Además, comenta que el sistema productivo también ha evolucionado. "Antes fabricábamos 1.650 coches diarios y ahora hacemos 2.000, casi con el mismo personal, lo que implica un aumento de la productividad", dice.

En cuanto a la aportación de Opel a la sociedad aragonesa, su presidente cree que la compañía debe participar de los aspectos sociales y empresariales de la misma, "aunque, en alguna ocasión, haya sido menos de lo que nos hubiera gustado debido a la situación económica de la firma". No obstante, recuerda el empleo y la riqueza que se ha generado en torno a la firma, así como su contribución al espíritu industrial de los empresarios de la comunidad.

El directivo comenta también los distintos proyectos culturales en los que ha participado Opel (los conciertos de Otoño, la restauración del retablo de El Pilar o de las pinturas de Goya). "Asimismo, si es Zaragoza la ciudad elegida para albergar la Expo 2008, Opel participará", añade.

Ahora Sanz pasa el testigo de la presidencia a Antonio Pérez Bayona, a quien deja un reto para cada día: "Sacar 2.000 coches, con una excelente calidad, con bajo coste y que los venda todos".