Pese a la sentencia del Tribunal Supremo, la incorporación de cláusulas suelos en los créditos hipotecarios sigue siendo una práctica habitual en el sector. Es verdad que las entidades aludidas directamente por el fallo del alto tribunal de mayo del 2013 --BBVA, Cajamar y NCG-- reembolsaron a sus clientes la diferencia pagada por la aplicación de la cláusula suelo, pero el resto de bancos las ha seguido aplicando. Incluso alguno que antes no lo hacía, como Bankia, ahora sí que las incorpora a sus préstamo para vivienda. La diferencia con el pasado es que ahora se asegura de que el cliente firme de puño y letra el contrato y de que quede constancia de que el usuario tiene conocimiento de su existencia y de sus efectos.

Tras conocerse la sentencia, el Banco de España estudió la posibilidad de extender a todo el sector el fallo del Supremo. Para ello, el supervisor pidió un informe a cada una de las entidades, que expusieran el efecto que podría tener sobre sus cuentas la eliminación de la cláusulas. En fuentes financieras se asegura que para algún banco podría tener un impacto de hasta 100 millones de euros, razón suficiente como para que el supervisor dejara de reclamar a la banca la eliminación de las cláusulas.

Al final, el organismo que dirige Luis María Linde se limitó a pedir a las entidades que las cláusulas sean transparentes. Justifica la falta de actuación en que no tiene potestad para exigir la nulidad de un contrato entre dos partes, ya que no entra entre sus competencias. Algo que no ocurre con el tope a la remuneración de los depósitos o la limitación de los dividendos.

Así, entidades como CaixaBank, Popular, Sabadell, Bankia, entre otras, mantiene la aplicación de los límites a los tipos de interés hipotecarios. Eso sí, se aseguran de que el cliente tenga ahora conocimiento preciso. El argumento comercial continua siendo el de siempre: "Los clientes se aseguran que ante un eventual incremento de los tipos de interés, el coste de su hipoteca se mantienen controlado", según dicen fuentes del sector. No se benefician, en todo caso, del actual nivel del euríbor, principal indicador para fijar el precio de las hipotecas. Aunque, dicho sea de paso, los bancos han incrementado los diferenciales para que los tipos se mantengan cerca del 4%.