El mercado chino se enfrenta este verano a la mayor crisis energética de todo tipo en 20 años con un déficit entre oferta y demanda de 30 millones de kilovatios, lo que ha hecho disparar todas las alarmas de las autoridades de Pekín. De ahí, que el anuncio de ayer del presidente de la Compañía de Ferrocarriles de Rusia fuera acogido con entusiasmo. China importa de la inestable zona de Oriente Medio el 70% de sus necesidades foráneas. Se trata del segundo consumidor de petróleo del mundo, detrás de Estados Unidos, un puesto que ha alcanzado desde principios de este año.

Por todas estas razones, comenzó en mayo pasado la construcción de sus primeras reservas de petróleo, que le proporcionarán una autonomía de 90 días, más o menos equivalente a la del primer mercado mundial, Estados Unidos, para 2015. Su consumo diario era en el 2003 de 5,5 millones de barriles, frente a 20 millones de Estados Unidos. En el mismo año, importó 2 millones de barriles diarios, por detrás de EEUU, Japón, Alemania y Corea del Sur. Esa es la razón por la que algunos analistas dudan sobre el grado de influencia de la demanda china en la escalada de precios de los últimos meses.