Fátima Badí, marroquí de 42 años, ha tirado la toalla en la compra de un coche. Asegura que no tiene ganas de seguir recorriendo las oficinas bancarias para que le concedan un préstamo. Eso, a pesar de que junto a su marido ingresan todos los meses unos 1.800 euros. Contrato indefinido y situación económica saneada, el problema son 250 euros al mes. En la última de las oficinas que visitó le exigieron para la concesión del préstamo tener propiedades, un piso o un avalista, algo que no posee. Por ello, señala que "vamos a intentar ahorrar un poco para comprarnos un coche de segunda mano", porque "necesitamos mucho un vehículo para viajar a Marruecos en verano".

Ante esta situación vivida, afirma que "estoy convencida de que voy a ser siempre Fátima, la marroquí y la extranjera, pero bueno, qué le vamos a hacer. Esto es así". Acerca de la posibilidad de comprarse un piso se resigna: "bueno, cuando sea millonaria, quizás me lo plantee", asegura en tono irónico.