El 2014 podría ser el último año de ajuste salarial. Pero habrá que pelearlo. El Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) firmado hace dos años aún estará vigente hasta diciembre, y los sindicatos CCOO y UGT y la patronal CEOE se tantean para desbrozar el camino de la negociación. Una clave de la renovación de este pacto será saber si la moderación de los salarios se extenderá al 2015 y más allá, como le gustaría al Gobierno, que, aunque no es parte implicada, presiona en este sentido a los protagonistas.

El diálogo social para la renovación del AENC ha empezado con la creación de una comisión técnica de economistas que evalúe cómo se ha cumplido lo pactado. Aunque hay 10 meses para renovar el acuerdo, la vinculación de los salarios a la mejora de la economía de la que presume el Gobierno estará muy presente en la discusión.

El fin del ajuste, además, será motivo de confrontación política en la campaña de las elecciones europeas de mayo. Los partidos jugarán su baza, pero también los sindicatos europeos, por lo que el debate se llevará hasta las puertas de las instituciones que decidieron los recortes en la Europa del sur. Con una tasa de paro del 26,03%, una previsión de crecimiento de la economía del 1% y la inflación del 0,3% como referencia, no son pocos los que consideran que los salarios deben seguir casi congelados. La razón está en mantener la competitividad de la economía. Sin embargo, persistir en esta política supondrá que las familias sigan sin disponer de dinero y la falta de consumo seguirá siendo una rémora para la recuperación, destacan las centrales.

Recientemente, Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CCOO, comparó la petición del Fondo Monetario Internacional (FMI) de reducir aún más los salarios con un suicidio. "Ser milleurista es ya una conquista tremenda", dijo. La rebaja salarial acumulada desde el 2010, que la Fundación Sagardoy y Adecco han cifrado en un 10% de pérdida de poder adquisitivo, no ha sido suficiente para compensar años anteriores, según el organismo que dirige Christine Lagarde. Pero hay quien va más lejos.

En su informe del pasado mes de noviembre el servicio de estudios del BBVA aseguraba que con una reducción del salario real del 7% el empleo crecería el 10,4% y el producto interior bruto (PIB) mejoraría en un 8,3%. Son unas cifras desorbitantes que no baraja el Gobierno ni los empresarios. Cada vez hay más consenso en que con un crecimiento de la economía inferior o similar al 2% no se creará empleo sólido, aunque la competitividad a efectos estadísticos podrá mejorar antes.

Los sindicatos y el presidente de la CEOE han abierto el portillo del fin de la moderación salarial, pero aún están alejados sobre el momento en que se producirá, una discusión que centrará la renovación del nuevo AENC. "Los salarios deben empezar a crecer", ha dicho reiteradamente el líder de CCOO, que se ha comprometido a presentar en los próximos meses una propuesta concreta a UGT y a la patronal. "Llegados a este punto debemos empezar a subir los salarios en los próximos años", dijo Rosell antes de acabar el 2013.

SUBIDA MEDIA El compromiso de los agentes sociales ha moderado mucho los salarios, hasta el punto de que en el 2013 el incremento medio pactado en los convenios colectivos fue del 0,57%, la mitad que en el 2012 y apenas cuatro décimas por encima de la inflación interanual. Se mantienen así dentro del margen fijado por el acuerdo, que recomienda no superar el 0,6% de incremento.

En dos de cada tres de los convenios inscritos en el Ministerio de Empleo, la subida es inferior al 1%. Y aunque se toma como referencia la inflación de diciembre, el 0,3%, UGT recuerda que la media anual del índice de precios de consumo (IPC) el año pasado fue del 1,4%, con lo que la pérdida del poder de compra de los salarios es superior. En todo caso, la "brecha" de la desigualdad se agranda, según Toni Ferrer, secretario de acción sindical de UGT, porque la caída de los costes laborales ha sido superior al 9%.

Ferrer destaca un problema que el AENC no ha evitado: el esfuerzo de los asalariados no ha sido compensado, como dice el texto de AENC, con un control de los precios por parte de los empresarios y del Gobierno, desde la luz a los transportes. Ni tampoco se ha producido una reinversión de las rentas de capital. Las centrales quieren aprovechar que este año cerca de 10 millones de trabajadores están cubiertos por la negociación colectiva, tanto por convenios nuevos como por los vigentes, y hay relativa calma en este terreno. Su preocupación pasa por frenar los descuelgues que practican las empresas. En los pactos firmados ha decaído notablemente el número de los que recogen una cláusula de garantía salarial, no solo de incremento sino de recuperación del poder adquisitivo perdido.