Los expertos ven el intento de Sacyr Vallehermoso de tomar el control del BBVA como un hecho aislado y extraño dentro del sector. Descartan que las otras grandes empresas constructoras sigan el ejemplo de la compañía presidida por Luis del Rivero. La mayoría de los analistas confiesan perplejidad ante la operación de Sacyr.

Quienes conocen el sector no entienden qué hace una constructora como Sacyr (la quinta de España por facturación) asaltando al segundo banco del país. Algunos perciben detrás de este movimiento maniobras políticas. Otros interpretan la operación como una especie de huida hacia adelante de Sacyr para superar su complicada situación financiera.

Entre los últimos se encuentra José María Huch, responsable de análisis de GVC, quien apunta al "alto endeudamiento" de la constructora (la deuda supera los 6.300 millones de euros) como detonante de la operación. "Sacyr podría intentar garantizarse financiación, pero no se da cuenta de que su entrada en el banco produciría un efecto perverso al acabar perjudicando por esta vía al BBVA", advierte. Otro de los móviles barajados es el proyecto de urbanización de la prolongación de la madrileña Castellana, un suculento negocio en el que participa el BBVA a través del 72% que controla.

Gonzalo Cuadrado, analista de Caixa Pened¨s, valora la hipótesis de que el Gobierno utilice a Sacyr para desbancar a Francisco González de la presidencia del BBVA, en el marco de una operación mayor dirigida a eliminar la herencia del Partido Popular en las grandes empresas españolas. Lo que tiene claro Huch es que no se trata de una inversión coherente: "Entre Sacyr y BBVA no hay sinergias".

En lo que parecen coincidir todos los expertos es en descartar que la operación tenga como consecuencia un efecto mimético en el sector, al carecer de un "sentido estratégico". "Las constructoras españolas han ganado mucho dinero en los últimos años, pero no les interesa hacerse con los bancos. Su negocio está en crecer en otras actividades como los servicios y las infraestructuras", señala Jordi Falgueras, de Gaesco Bolsa.

Al negocio puro

Para Cuadrado no existe ninguna razón para que la constructora entre "en el capital de un banco". "Desde los mercados se ha primado siempre a las empresas que se dedican a hacer bien lo que saben y no a meterse en temas que desconocen", sentencia.

Las constructoras españolas se beneficiaron del boom inmobiliario de los últimos años, pero diversificando a la vez su negocio hacia actividades más seguras y en mercados extranjeros con futuro. Esta es la conclusión de los expertos cuando se les pregunta por los factores que contribuyen a que una empresa constructora intente hacerse con el control de un gran banco.

La mayoría de los analistas se sorprenden de que Sacyr afronte una operación como la del BBVA, que exige un desembolso de 1.250 millones de euros aproximadamente, con una deuda acumulada que supera la cifra de 6.300 millones de euros. El porcentaje de deuda financiera neta en relación con los fondos propios alcanza el 117% en el caso de ACS, mientras que Sacyr registra el 485%. En otras empresas, esa proporción arroja el porcentajes del 381% (Ferrovial) y el 58% (FCC).