Tan cansados están los comentaristas del día a día de la bolsa que ayer optaron por obsequiar a sus lectores con una retahíla de calificativos de igual significado para justificar que las compraventas en el mercado de renta variable siguen pautas más que previsibles. Es decir, lo que ocurre estos días es calcado a lo que ya pasó hace unos meses y tiene todos los visos de que se repita durante un largo periodo.

Calificar esta situación lleva algunos a decir que el mercado es como aquel chico tontorrón de cada sábado por la noche en la discoteca, un soso. Otros celebran que todo suceda según lo previsto por las alambicadas ecuaciones que manejan, y entonces el mercado es normal.

Pero lo que más se comparte es la convicción de que estos pequeños vaivenes diarios en una horquilla de subida o bajada máxima de los índices limitada a un 2%-3%, es lo que más va a durar. ¿Qué puede agitar las sesiones? No las ventas en EEUU el black friday y el siguiente cibermonday, lo que aquí ha sido novedad artificiosa y de escaso resultado en cajas registradoras. La tradición real de estas propuestas hace que en pocas horas se conozcan los resultados: el viernes cayeron las ventas en los comercios un 11% respecto a las del 2013 y las efectuadas on line subieron solo un 8,5%, cuando otros años siempre estaban por encima del 10%. Las dos grandes distribuidoras de EEUU, Groupon y Wal-Mart, reflejaron solo tímidas subidas en el Dow Jones. Otro atisbo de un mercado soso.

En Europa, todos pendientes del BCE de mañana. El Ibex 35 alcanzó 10.749 puntos (+0,72%).