A medida que se van conociendo los detalles del proyecto de reforma fiscal aprobado el viernes pasado por el Gobierno se afianza la idea de que las rentas salariales medias serán las menos beneficiadas por la rebaja total de 9.000 millones de euros en los impuestos de la renta y de sociedades en el 2015 y el 2016.

El secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, acabó desvelando ayer que la actual deducción general por rendimientos del trabajo (la más importante de todas las del IRPF) sufrirá un recorte para las rentas superiores a 14.450 euros si bien puso el énfasis en que, a cambio, mejorará para las rentas más bajas.

Para las rentas netas de más de 14.450 euros al año la deducción por trabajo bajará de 2.650 a 2.000 euros. También sufrirá recortes la deducción de quienes aceptan un empleo fuera de su municipio.

Según Ferre este recorte se verá compensado por otros elementos del impuesto, como el nuevo mínimo personal (que pasa de 5.151 euros a 5.550), las nuevas deducciones familiares por hijos, ascendientes y discapacitados, y la nueva tarifa del impuesto, que en el 2016 se situará por debajo de la que existía en el 2011, salvo para las rentas entre 60.000 y 120.000 euros, que tendrán un tipo superior al de entonces.

Las rentas de más de 300.000 euros, por su parte, se beneficiarán del mayor recorte en los tipos de la tarifa del IRPF, pues el tramo superior pasará del 52% actual con carácter general (56% en Catalunya), al 45% en el 2016 (49% en Catalunya).

DESPIDOS / Ferre no dio ayer apenas explicaciones sobre el recorte de la deducción sobre las rentas del trabajo, una de las más impopulares que trae la reforma fiscal, junto a la de que las indemnizaciones por despido empezarán a tributar en el IRPF.

Tal como adelantó EL PERIÓDICO, las indemnizaciones por despido empezarán a tributar a partir de un mínimo exento equivalente a 2.000 euros por año trabajado. Ferre echó ayer un nuevo jarro de agua fría sobre esta mala noticia para los despedidos: la medida tendrá efecto retroactivo para los despidos producidos desde el 20 de junio pasado, cuando el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto, para evitar el efecto anuncio de la medida.

«Mariano Rajoy grava la desgracia con un impuesto más, el del despido, que es algo indecente», resolvió ayer el portavoz de Hacienda del Grupo Socialista, Pedro Saura. La medida «penaliza doblemente a los que de manera involuntaria han sido expulsados del mercado de trabajo», valoró el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer.

Ferre, por su parte, explicó que la tributación de las indemnizaciones frenará «situaciones de abuso en los despidos improcedentes» por la simulación pactada de estos últimos.

ALQUILERES / Ayer también se conoció que a partir del 1 de enero próximo desaparecerá la deducción por alquiler de la que se benefician inquilinos con ingresos de hasta 24.107 euros (los contratos firmados antes del 1 de enero conservarán la deducción del 10%). También se reducirá al 50% la bonificación del 60% que ahora disfrutan los arrendadores, que llega al 100% si el inquilino tiene menos de 35 años.

También se recortan las deducciones en el IRPF por planes de pensiones: la aportación máxima anual se reducirá a 8.000 euros (frente a los 10.000 y 12.000 actuales).

En compensación, se crea un nuevo producto de ahorro a largo plazo incentivado fiscalmente. No tributarán los intereses producidos dentro de cuentas bancarias o seguros que se ajusten a lo que se ha denominado Ahorro 5 siempre que se hagan aportaciones máximas de 5.000 euros al año durante un plazo mínimo de cinco ejercicios.

La rebaja gradual del tipo del impuesto de sociedades, desde el 30% actual al 25%, no se aplicará al sector financiero. Por dos veces explicó Ferre que con esta medida se busca que la banca devuelva a los contribuyentes parte de las ayudas recibidas. El secretario de Estado ocultaba así que es la propia banca quien ha pedido quedar fuera de la rebaja del tipo general del impuesto, pues eso le haría perder gran parte de los beneficios fiscales acumulados por las pérdidas del pasado y dañaría sus ratios de capital y solvencia.

Tras el tono triunfal que adoptó el Gobierno el viernes pasado, tras la reunión del Consejo de Ministros, cuando el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro proclamó que «ha llegado el momento de bajar impuestos», la jornada de ayer parecía destinada a desvelar algunos de los detalles menos amables de una reforma que, al final, ha quedado limitada a una rebaja en los impuestos de la renta y de sociedades.

Con el gesto, el ministro Montoro admitió que esta no es la gran reforma de todo el sistema fiscal (estatal, autonómico y local, incluidas las cotizaciones sociales) que él había planeado. «Esta es la reforma que en este momento le conviene a España y la que puede hacerse», resolvió. «A partir de que las cosas vayan mejorando, se podrá ir más lejos», dijo.

EFECTO AUTONÓMICO / Montoro se reunirá el jueves con los responsables autonómicos de finanzas en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF). Según el ministro, la rebaja tributaria no tendrá ningún efecto sobre los ingresos autonómicos que en el 2015 -dijo- serán superiores a los del 2014.