La primera sesión de la comisión sobre CAI fue distendida. Solo se vivió un momento tenso con Luis Miguel Carrasco. Tras varias preguntas inquisitorias sobre las condiciones de su contrato y de otros directivos, este reprendió a los diputados por no inquirirle sobre la idoneidad de los representantes políticos en la caja.

Carrasco rechazó que se ponga en duda su honorabilidad: "Merecemos un respeto después de la paliza que nos hemos dado en todos estos años". "Hemos seguido la mejor conducta dentro de las condiciones", zanjó, tras recordar aspectos como el origen humilde de su familia de Torrero, que carece de vesícula o que donó su retribución variable a obra social en Camerún. "Estoy trabajando --actualmente en Ibercaja-- por mucho menos de la mitad de lo que ganaría en mi cargo anterior en Deloitte", agregó. Y pidió dejar a un lado las "anécdotas" y el "morbo" sobre supuestos privilegios de los directivos de la caja.

Cuando después fue preguntado sobre posibles injerencias políticas en CAI, Carrasco negó la mayor y alabó la participación de los partidos en la caja.