Seguramente, durante la ceremonia de su toma de posesión como presidente del Gobierno de Aragón, no pensaba en que bajo su mandato llegaría la responsabilidad de presidir y decidir sobre una de las más importantes cuestiones que marcarán el futuro próximo y lejano de una gran parte del territorio aragonés, la tercera reconversión minera del carbón.

Esta tercera reconversión minera que acaba de comenzar es, sin lugar a dudas, la más importante de todas. Ahora el tiempo se acaba. Ahora no tenemos tiempo. A diferencia de las otras reconversiones, del éxito o fracaso que se obtenga de ésta dependerá el futuro de una gran parte de Aragón. No queremos, ningún aragonés quiere, que los habitantes de la tierra baja y de las cuencas mineras, otra vez, repitiendo la historia de los años 50, se vean empujados a emigrar hacia la capital, hacia Cataluña o hacia el Levante en busca de trabajo; que dejen atrás las calles desiertas de tantos y tantos pueblos aragoneses que ya nunca más se poblarán.

Hablo de una tercera reconversión, porque así es. Seguramente, a su Ejea natal no llegaron nunca las noticias de la primera reconversión del carbón. Tampoco llegaron a Zaragoza, ni a los medios de comunicación. Tampoco nunca salieron de las frías tierras del Teruel más duro. Hace 30 años, al final de los años 80, existía un reparto territorial de la extracción del carbón con destino a la térmica de Andorra y de Escucha. No era un reparto equitativo en cuanto a volumen, no hacía falta, cada parte del territorio minero aportaba su correspondiente «cupo de carbón» que la empresa Endesa había decidido a su criterio. Generalmente este reparto se hacía en las fechas de Navidad, como si fueran los Reyes Magos y todos nosotros, los que vivíamos del carbón, los que comíamos del carbón, esperábamos que la «magia de la Navidad» nos trajera carbón. Si teníamos carbón que servir, tendríamos con qué vivir un año más.

Dos santas nos mantenían vivos: santa Endesa, llamada así en los pueblos mineros, que junto con santa Bárbara (patrona de los mineros) eran las dos santas que nos mantenía vivos; una nos traía pedidos y la otra nos cuidaba en la mina. Esta actividad minera repartida por el territorio, mantenía con empleo y sueldo a una gran cantidad de trabajadores que daban vida a los pueblos mineros y a los pueblos limítrofes. Utrillas, Escucha, Montalbán, Portalrrubio, Pancrudo, Rillo, Palomar de Arroyo, Castel de Cabra y muchos otros. Eran pueblos con una actividad, servicios y economía que permitían que fuera posible vivir en ellos con una familia e hijos. Pueblos vivos tanto en el crudo invierno como en el angosto verano.

Errores del pasado

Todo esto se truncó cuando santa Endesa decidió concentrar sus pedidos sólo en la cuenca de la tierra baja (Andorra, Ariño, Estercuel, Gargallo). De forma brusca todas las minas se vieron obligadas a cerrar y todos los trabajadores de estos pueblos se quedaron repentinamente sin sueldo y sin futuro, solos en las calles frías de sus pueblos. Este cierre también supuso un gran impacto ambiental que todavía hoy perdura. Ese cierre brusco de las minas supuso que los desmontes se quedaran tal y como estaban. Sin una programación de cierre, de restauración, de rehabilitación. Hoy en día, es un espejo de vergüenza en donde nos cuesta mirarnos a todos los del sector minero.

No sirve de justificación pero esto no hubiese pasado si la administración pública hubiese exigido a santa Endesa que su reducción de compras de carbón fuera paulatina y se programara un cierre correcto de las minas y desmontes. Ejemplo de buen hacer, fue el cierre programado que aconteció en Utrillas. La empresa minera que operaba allí (MFU), era una hermana pequeña de Endesa.

El silencio callado de estos cierres mineros, mudos en el frío de estas tierras duras de Teruel nunca más salió de sus calles, de los bares que hoy ya no existen, de sus tiendas hoy cerradas, de sus colegios hoy abandonados, de los hogares cuyas puertas nunca más se abrirán. Unos perdieron y otros ganaron. Unos tuvieron que emigrar de sus fríos pueblos, otros ganaron mayores cupos de carbón que suministrar. Santa Endesa ya no traía carbón por Navidad a la tierra minera alta y se centraba en la tierra minera baja. Nadie se acuerda, nadie recuerda, nada queda de aquello, sólo los polígonos callados y vacíos de unos pueblos que nos recuerdan las promesas huecas que hacían los políticos. En ellos se instalarían muchas empresas que traerían sueldos y riquezas. Qué ciega y callada fue la primera reconversión minera del carbón que arrastró a una amplia zona de Teruel al silencio y la despoblación.

La segunda reconversión minera del carbón vino acompañada de promesas y una economía boyante, que nos hacía ver que podría existir una solución al final anunciado del carbón. Mucho se podría y se debería escribir y hablar de esta segunda reconversión, pero no es mi objetivo el profundizar en esta etapa de nuestra historia minera. Se oyen algunas voces que dicen que “las cosas se hicieron mal”; qué fácil es decirlo ahora. ¿Dónde estaban estas voces entonces? No es cierto que todo se hiciera mal, pero sí que es cierto que se podría haber hecho mejor. Todos tenemos nuestra responsabilidad en no haber sabido crear, no haber sabido fijar las condiciones para que nuestros hijos tuvieran el futuro en esta tierra baja, junto a la tierra del carbón, junto a la tierra donde sus abuelos empezaron a picar en busca del futuro de nuevas generaciones.

Ahora llegan tiempos nuevos. Ahora nos dicen que no es bueno quemar carbón, que no es bueno mantener una energía propia y barata para poder crear riqueza, empleo y futuro. Cuánta hipocresía. Todos estamos de acuerdo en que hay que continuar con el camino ya iniciado de energías renovables pero, digamos la verdad, hoy en día es imposible poder mantener todo el consumo demandado a lo largo de todo un año con las energías del futuro, con las energías renovables.

El desarrollo de estas nuevas energías, es posible y será posible siempre y cuando cuente con el apoyo de energías baratas y disponibles de forma inmediata. Y estas energías son o las térmicas o las nucleares, ¿cuál de estas energías tomamos como complementaria de las renovables? Creo que Aragón debería ser claro en este aspecto y tomar partido por el consumo de recursos propios del territorio.

El mantener un porcentaje del mix energético nacional con el sector térmico, supondrá la quema de carbón para su funcionamiento. Pero permitimos la importación de grandes cantidades de carbón, cuyo origen dista mucho de reunir unas características de extracción acordes con las garantías de seguridad y medio ambiente que sí nos exigimos a nosotros. ¿Hasta qué punto nuestra sociedad es hipócrita al aceptar condiciones que sabemos que existen pero no queremos reconocer?

Sin alternativas

Hoy en Aragón el carbón no tiene alternativa. Pero la mirada hacia la tercera reconversión de la minería sí que debe de fijarse en que existe una minería complementaria que permitirá minimizar los efectos en el futuro de la lenta pero inexorable sustitución de la energía térmica por otras energías renovables. Esta minería complementaria es la gran olvidada de la sociedad y sobre todo de la administración del gobierno de Aragón. Nunca se ha contado con la opinión de los profesionales que trabajamos desde los años ochenta por y para la minería de Aragón. En el colegio profesional de Ingenieros Técnicos de Minas de Aragón, somos profesionales del sector, vivimos del sector, necesitamos del sector y podemos aportar mucho de nuestros conocimientos para que Aragón conozca y mejore el sector minero en la tercera reconversión minera del carbón. La minería en Aragón es y debe de ser mucho más que el carbón. Somos varios los técnicos aragoneses que nacimos y crecimos en esta tierra, que conocemos los secretos y posibilidades de los recursos minerales de esta tierra, que hemos sudado durante muchos años por y para que esta tierra ponga en valor sus recursos, pero que nos sentimos obviados por una administración que desconoce las posibilidades reales de esta maravillosa tierra.

Lo que define a las personas no es el color de sus ideas, de su fe o del lado del frente en que se halle, sino la naturaleza de sus actos. Desde esta tierra minera que vive de sus recursos solo esperamos que sepa gestionar con criterio este último y nuevo tiempo de la minería.