Torraspapel mantiene su apuesta por la fábrica de Montañana. La empresa del grupo Lecta ha invertido 30 millones de euros en una nueva máquina de papel que permitirá a la planta zaragozana posicionarse en otro de los nichos de mercado de la compañía (el denominado papel soporte). Aunque no estará operativa hasta junio del próximo año, las obras para albergar la nueva línea de producción ya han comenzado en la factoría, que de esta forma ve garantizado su futuro y el de sus 507 trabajadores.

Con la instalación de la máquina, la fábrica también podrá amortiguar la caída que viene sufriendo otro de sus segmentos de negocio, el del papel estucado, que se utiliza para la impresión de alta calidad (determinadas revistas y libros) y que se ha visto muy afectado por la crisis. En concreto, la nueva línea fabricará papel soporte, una gama de producto destinada al mercado del autoadhesivo que puede utilizarse para etiquetas o máquinas registradoras. La planta prevé suministrar bobinas de este tipo de papel a las fábricas que el grupo tiene en Leiza (Navarra) y Almazán (Soria).

Con todo, buena parte de la producción de la Montañanesa se dedica a la fabricación de pasta de celulosa (la materia prima más utilizada para la elaboración del papel). De hecho, la factoría zaragozana es la encargada de suministrar la celulosa a las otras seis plantas que el grupo tiene en España (Uranga, Sant Joan, Sarriá, Almazán, Leiza y Motril).

Así, la nueva máquina, que será la tercera que albergará la fábrica de Montañana, permitiría equilibrar este mix de producción. En total, la planta aragonesa produce cerca de 410.000 toneladas de papel y celulosa al año.

CONTRA LOS MALOS OLORES La nueva inversión acometida ahora por Torraspapel no ha sido la única en los últimos años. En el 2011 anunció una inversión de 23,3 millones de euros en un plan de actuación para acabar con los malos olores de la planta que finaliza el próximo año. Además de mitigar en más del 90% el mal olor, esta inyección económica también está permitiendo reducir las emisiones de partículas a la atmósfera y sus vertidos al río Gállego.

Ambas inversiones garantizan la viabilidad de la planta y el mantenimiento de los puestos de trabajo. La media de edad de los 507 empleados ronda los 45 años y la antigüedad es de unos 20. Además, la Montañanesa, con más de 140 años a sus espaldas, genera en torno a 600 empleos indirectos (mantenimiento o limpieza).