La última generación de un sindicalismo nacido en la dictadura tiene que dejar paso a otras personas». Esta es una de las razones que expuso ayer Ignacio Fernández Toxo en Madrid para explicar su decisión de no presentarse a un tercer mandato al frente de Comisiones Obreras (CCOO) en el 11º congreso que esta central celebrará del 29 de junio al 1 de julio.

Si no hay otro candidato (se necesitan el 10% de los avales de los delegados al congreso), el nuevo líder del primer sindicato en España será Unai Sordo, de 44 años, secretario general de CCOO de Euskadi. Esta es la iniciativa que respaldó el Consejo Confederal por 117 votos a favor y 6 abstenciones. Estas últimas expresaron así su disconformidad con el procedimiento llevado a cabo para renovar el liderazgo de la organización.

MESES DE CONVERSACIONES / La propuesta realizada por Toxo surgió tras meses de conversaciones con las organizaciones territoriales y sectoriales. Con esa actitud reservada y pausada que le caracteriza, Toxo fue preguntando a todos los dirigentes sobre la conveniencia de dejar paso a otra persona para pilotar el «nuevo tiempo sindical». La respuesta de la inmensa mayoría siempre era que continuara. Al no haber tensiones internas por la forma de dirigir la central, no había pulsión de cambio. Pero Toxo llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de hacerse a un lado y dejar paso a un nuevo equipo.

«Ha cambiado la economía, la sociedad y la política; hasta las relaciones laborales han cambiado. El sindicalismo tiene que cambiar», subrayó el dirigente sindical tras la reunión extraordinaria. En ella profundizó también en algunos argumentos internos. «Hemos dicho que la renovación no puede esperar, hemos cambiado las estructuras de la organización, hemos aprobado un código ético y un funcionamiento transparente», señaló.

Pero una idea que caló especialmente es la importancia de proceder al relevo en la máxima responsabilidad cuando el sindicato goza de una profunda cohesión interna, es el primero en las elecciones sindicales y está recuperando afiliación tras las bajas de los años de la crisis. «Estamos en un momento dulce», destacó.

Lo de ayer es solo el avance de lo que pasará en el congreso. Hasta entonces no hay duda de quién seguirá llevando la batuta. «Yo no dejo sucesor, ni delfín. Ni habrá bicefalia. Unai se lo tiene que ganar», señaló Toxo. «Sí, todavía tenía fuerzas para continuar, pero soy muy consciente de la edad que tengo, cumpliría 68 años al terminar otro mandato de cuatro y los tiempos exigen dirigentes de otra edad», añadió.

Los que estaban por su continuidad valoraron su gestión tanto en el interior de la organización como fuera, cara al diálogo social; su firmeza en la defensa de los intereses de los trabajadores y al mismo tiempo sus formas templadas. Ha apaciguado internamente al sindicato, incorporando a los críticos y reafirmado el binomio movilización-negociación que ha sido la característica de CCOO desde su creación, precisamente en este año en que se cumplen 40 de su legalización.

TIEMPO DE UNAI SORDO / El liderazgo de Toxo ha supuesto una remontada. Llegó a la secretaria general en el congreso del 2008 con el 51% de apoyo de los delegados, apenas 28 votos más que su oponente, José María Fidalgo, que entonces llevaba las riendas de la organización. El sindicato estaba partido. Cinco años después, en el 2013, revalidó su mandato con el 85,6% de los votos de los delegados al 10º congreso, el primero de la historia de CCOO en que solo hubo una candidatura a la secretaria general.

«Tenemos un buen banquillo», opinó el líder de CCOO, y en él está sentado el próximo entrenador. Nacido en Barakaldo, Unai Sordo tiene 20 años menos que Toxo, lleva ocho años al frente del sindicato en Euskadi y ha sido uno de los artífices del acuerdo social firmado con el resto de las centrales vascas, la patronal y el Gobierno de Íñigo Urkullu. Además, tiene una presencia activa en Twitter (@unaisordoc) y en su blog unaisordo.com, donde publica con regularidad. Es un tiempo nuevo.