Los trabajadores de General Motors en Europa secundaron ayer una jornada de protesta masiva contra los planes de reestructuración anunciados el pasado jueves por la multinacional y que prevén las supresión de 12.000 empleos en el Viejo Continente (600 de ellos, en GM España). Aunque el comité europeo de la firma hizo un llamamiento a "una jornada informativa" --rehusando utilizar la palabra huelga--, en varias plantas se transformó en una paralización masiva de la producción. En la factoría de Figueruelas, los representantes sindicales desarrollaron distintas asambleas en las que se lanzó un mensaje de tranquilidad, aunque sin descartar la movilización si falla la vía del acuerdo.

El comité de la planta zaragozana, en la que se mantuvo el ritmo normal de producción, celebró distintos encuentros con la plantilla en los tres turnos de trabajo --con una participación masiva-- con el objeto de explicar el nuevo plan de ajuste de la multinacional, al tiempo que lanzaba un mensaje de tranquilidad. "Entendemos la preocupación de los trabajadores por la incertidumbre de no saber a quién y cómo va a afectar el recorte. Sin embargo, nuestro mensaje es claro: No vamos a admitir salidas traumáticas", señaló el secretario general de la sección sindical de UGT en GM España, Fernando Bolea, quien mostró su confianza en que el ajuste se solucione por la vía de la negociación.

MOVILIZACION SI NO HAY ACUERDO Y aunque la línea del diálogo y del acuerdo es la prioritaria para los sindicatos (también para la compañía), Bolea se mostró tajante en el caso de que esta vía no prospere. "Si se intuye que se puede producir algún despido no voluntario, es decir, que venga marcado por la compañía, nos veremos obligados a preparar otro tipo de acciones sindicales", explicó el secretario de la sección de UGT en GM España, quien no descartó las movilizaciones. No obstante, el representante sindical señaló que acciones como las que se están desarrollando en Bochum pueden llegar a afectar a la negociación del plan. "Los sindicatos abogamos por la negociación para evitar que se acumulen más problemas", añadió.

En este sentido, la planta de Opel en Bochum (Alemania) entró ayer en su sexto día de huelga. La plantilla inició el pasado jueves unos paros, que han sido calificados por la prensa local de "salvajes". La huelga no cuenta con el apoyo del comité de empresa de Opel y ha sido duramente criticada por representantes políticos y de la dirección. Además, los paros comenzaron a tener serias consecuencias para la firma. La fábrica belga de Amberes se vio obligada a paralizar la fabricación del Astra al no contar con los ejes y motores que recibe de Bochum. Lo mismo ocurrió en la planta de Rüsselsheim, que produce Vectras .

VOLVER AL TRABAJO Sin embargo, el carácter ilegal de la huelga llevó ayer a los trabajadores a estudiar una fórmula para reanudar el trabajo, sobre todo después de que Opel amenazara con despidos inmediatos y demandas por daños y perjuicios. La opción de poner fin a los paros y seguir con las negociaciones fue alentada también por los ejecutivos de la firma, que anunciaron su "intención" de hallar una solución que permita garantizar la actividad de las plantas hasta el 2010 y que los despidos se hagan según un plan de apoyo social.

Unos 50.000 trabajadores participaron en la convocatoria, según informó la Federación Europea de Sindicatos del Metal. Varios miles de empleados de Opel en Alemania se movilizaron ayer para protestar contra los recortes de personal, llegando a paralizar la producción. En Bochum --donde peligran 4.000 de sus 9.600 empleos--, unas 20.000 personas desfilaron desde la fábrica de Opel hasta el centro de la ciudad para expresar su repulsa por las medidas anunciadas por GM. Otras 13.000 personas se concentraron ante la fábrica central de la firma en Rüsselsheim (donde se prevé suprimir unos 4.000 empleos).