Desde luego las últimas semanas han sido pródigas en buenas noticias gastronómicas para Aragón. Quesos Sierra Albarracín consiguió tres nuevas medallas en los World Cheese Awards 2015; Toño Rodríguez, uno de nuestros mejores cocineros, dejó el pabellón de Aragón bien alto en el concurso Bocuse D'or España; y los cinco restaurantes aragoneses con estrellas Michelín las han conservado y seguro que hay unos cuantos más que se la merecen. Vinos, cerveza, aceites aragoneses no dejan de darnos alegrías cuando participan en concursos a nivel europeo o mundial.

Hay que felicitar también a la Academia Aragonesa de Gastronomía, que el 27 de noviembre celebró su vigésimo aniversario con un repaso a las actividades que ha desarrollado en estos veinte años y donde se recordó a su presidente fundador, Antonio Beltrán, referencia incuestionable en éste y en otros muchos menesteres que tienen que ver con la historia de Aragón.

Durante estos veinte años, la Academia ha hecho un esfuerzo ímprobo por recuperar nuestra rica tradición gastronómica, que sigue siendo una gran desconocida para buena parte de los aragoneses y merecería mayor atención de los estamentos públicos, si de verdad queremos impulsar el desarrollo y promoción de nuestros productos agroalimentarios. No está de más una visita a su página web y curiosear en las innumerables publicaciones que recuperan del olvido lo principal de nuestra gastronomía. El recao de Binéfar, el pollo al chilindrón, los productos de nuestra huerta o la tradición pastelera y chocolatera de Aragón (en el monasterio de Piedra se comenzó a elaborar chocolate en Europa), son ejemplos de ello. Hasta una figura tan importante como Teodoro Bardají, entre los mejores cocineros del mundo del siglo XX y cuya obra es de consulta obligada para los profesionales, merecería mayor reconocimiento y difusión. El de Binéfar siempre rechazó las influencias extremas de otras cocinas, ya lo dijo en la década de los 40: "La verdadera y genuina cocina española reposa en los fogones regionales...".

Motivos para enorgullecernos de nuestra gastronomía no faltan. Creo que Bardají sería feliz con la importancia que hoy tiene la gastronomía y, sobre todo, de la estupenda cantera de cocineros aragoneses que hay. Tenemos la Navidad a la vuelta de la esquina, fechas propicias para disfrutar de nuestra cocina y de nuestros productos agroalimentarios, disfrutemos con ellos y hagamos honor a sus méritos.