Gamesa, con sede en la localidad vizcaína de Zamudio, y la empresa alemana Siemens ya tienen vía libre para fusionar su negocio eólico. La Comisión Europea confirmó ayer que la operación no esconde problemas desde el punto de vista de la competencia porque ambos actores seguirán siendo competidores creíbles en el mercado y que, por tanto, puede concluirse sin compromisos adicionales.

Se trata del último paso de una operación que fue alumbrada el año pasado y notificada el pasado 6 de febrero a la Comisión Europea, que tiene la obligación de evaluar las concentraciones y adquisiciones en las que participan empresas con un determinado volumen de negocio e impedir aquellas operaciones que puedan obstaculizar de forma significativa la competencia. Este no es el caso, según han constatado los servicios de la competencia, tras estudiar el impacto de la operación en los mercados de turbinas eólicas terrestres y marinas, en los que se solapan las actividades de ambas.

De la fusión surgirá un «gigante eólico» con 70 gigavatios (GW) instalados, 22.000 megavatios (MW) en pedidos, presencia en los cinco continentes, un beneficio neto de explotación cercano a 1.000 millones de euros y 22.000 empleados. Siemens tendrá el 59% del capital de la nueva compañía, mientras que el 41% quedará en manos de los actuales accionistas de Gamesa.